El temor por la pandemia del coronavirus tiene numerosas aristas y una es saber qué ocurre con las mascotas respecto del covid-19. Los especialistas insisten en que ni perros ni gatos son agentes de transmisión directa pero igual hay que tomar ciertos recaudos, sobre todo si se los saca a pasear.

La doctora Diana Bonifacio, veterinaria y ex titular del Instituto Municipal de Salud Animal (Imusa) de Rosario, despejó dudas este jueves en Radio 2, donde enfatizó, en línea con la información de la Federación Veterinaria Argentina (Feva), que “no hay ningún estudio científico ni evidencia de que nuestras mascotas, gatos o perros, puedan contagiarse, incubar, tener síntomas, transmitir en forma activa ni morirse por esta enfermedad”.

Se refirió a una noticia que recorrió el mundo sobre la muerte de un pomerania en Hong Kong que había dado un "positivo leve" de coronavirus, y sostuvo que el caso “no es claro: primero, el perro ya tenía 17 años; y se habla de una muestra positiva y varias otras negativas”. Por eso dijo que “consultando sitios oficiales y serios, esto se descarta totalmente”.

Sobre la probable difusión que pueden hacer los animales del virus sin necesidad de portarlo en su organismo, Bonifacio dijo que “lo podemos comparar con un billete, un paquete de azúcar en el supermercado, una tarjeta de colectivo”, ya que “pueden ser depositarios de esas gotas que salen de nuestra boca o nariz con tos o estornudos, que quedan en superficies y que también puede caer en nuestras mascotas”.

Por eso, la especialista dijo que es clave la distancia con otros humanos o mascotas y recomendó usar “una mantita” o algún tipo de protección sobre el pelo del perro –con un gato es bastante menos probable– a la hora de sacarlo pasear.

Y que dicha capa “se pueda meter después en un recipiente con un poco de cloro; igual la correa, que si se arruina no es algo caro”, apuntó en el programa La primera de la tarde.

Además, de vuelta en casa tras andar por la calle o el parque, no es mala idea “pasarle al animal un paño o toalla con alguna solución jabonosa, o agua con un mínimo de cloro, como en la pileta”, donde en verano muchos perros se meten sin sufrir problemas.

Este procedimiento no se trata de empaparlo sino de un lavado superficial, sólo del pelaje, explicó. Y resaltó la importancia de asearle correctamente también las patas, ya que el contacto de éstas con el suelo es un factor de alta acumulación de bacterias y, eventualmente, algún virus.

Además, la ex titular del Imusa sugirió “cortarles un poco el pelo” a aquellos que lo tienen más abundante, “sobre todo lo que se arrastra en el piso”.

Finalmente, Bonifacio explicó “si una persona está enferma, el perro se va a transformar en su enfermero y va a tratar de acercarse” pero “hay que tratar de poner una distancia, sobre todo porque la persona se encuentra en una situación de indefensión” y debe evitar posibles agentes infecciosos.

La versión oficial

 

Por su parte, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE, por su sigla en inglés), remarca en un apartado en su web que si bien “las pruebas disponibles actualmente sugieren que el covid-19 tiene origen animal”, ya que se halló una cepa emparentada en poblaciones de murciélagos, “hasta el momento no hay evidencia científica suficiente para identificar ese origen o determinar la vía de transmisión de origen animal al humano”.

“Existe la posibilidad de que en la transmisión al humano se haya visto implicado un huésped intermediario”, señala el organismo, y remarca que “la vía de transmisión predominante del covid-19 parece ser de humano a humano”.

Por su parte, la Real Sociedad Canina solicitó no poner barbijos a los perros para protegerlos, ya que con ello sólo se consigue estresarlos.