El Lenguaje Claro es un lineamiento que busca la claridad en la comunicación pública y privada en pos de favorecer la transparencia y la participación ciudadana. Busca romper las barreras lingüísticas y la complejidad del lenguaje institucional que suelen obstaculizar la comprensión de los derechos, deberes y servicios por parte de los ciudadanos. “Es ponerse en los zapatos de los otros” resumió Fernando Bernabé Rocca, coordinador junto a Alejandro Rafael Retegui, de “Lenguaje Claro en Iberoamérica, principios y prácticas” (Editorial La Ley, 2024), integrante de la Red de Lenguaje Claro en Argentina y capacitador en la materia para los tres poderes de Estado.
Rocca fue invitado a disertar en la nueva edición del Congreso Internacional de la Lengua Española que tendrá lugar desde el próximo 14 de octubre en Lima sobre Lenguaje Claro, algo que constituye en uno de los principales ejes de la actual gestión de la Real Academia Española (Rae). Allí, el especialista avanzará sobre la necesidad de implementar políticas públicas y capacitar a profesionales que trabajen en ese sentido.
Antes de su partida a Perú, Rocca habló con Rosario3.
–¿Con cuál definición se queda acerca de qué es el Lenguaje Claro?
–Hay definiciones técnicas, filosóficas, pero tiene que ver con ponerse en el lugar del otro. Hay que recuperar un concepto fuera de moda, casi naif, y es el de cortesía. Si no recuperamos ese espíritu, sobre todo desde el gobierno, no estamos logrando el objetivo de incorporar a todos dentro del sistema democrático. El Lenguaje Claro es un movimiento que nace desde la sociedad civil. En los años 70 en Liverpool dos ancianos fueron encontrados muertos por el frío y la conclusión es que no entendieron cómo acceder a la ayuda social. Una persona inició el movimiento del lenguaje sencillo y fue tal la indignación que provocó en la comunidad que después el gobierno del Reino Unido publicó más de diez mil documentos en lenguaje claro. Es ponerse en los zapatos de los otros. Es reconocer la dimensión humana desde el Estado a quien se lo exigimos y también desde las empresas a quienes se les que presenta como una oportunidad de diferenciarse.
–¿Qué valores se ponen en juego a la hora de pensar en el Lenguaje Claro?
–En las relaciones con la autoridad y el mercado necesitas certidumbre, que no te estén sacando ventaja, y ese es el concepto de confianza. Latinoamérica es la región que tiene el mayor índice de nivel de desconfianza, si no hay confianza no hay legitimidad de la acción estatal y la idea del castigo es una idea que no prende en la legitimación de la autoridad. Es más importante que el poder sea legítimo, voy a obedecer más si confío en esa legitimidad que en la promesa de castigo si no obedezco. Una comunicación en Lenguaje Claro en su texto, estructura y diseño es tan transparente y clara que el usuario o destinatario puede encontrar, comprender y utilizar, esos son tres atributos para que se logren esas tres funciones.
–En ese sentido, entre los poderes de Estado, ¿es el Judicial el que ha tomado más rápido nota de esto? ¿Y cuáles fueron los antecedentes en el país del Lenguaje Claro?
–Ya en 2015 la asunción de cumbres judiciales iberoamericanas empezaron a emparentar la calidad con la claridad de una sentencia judicial, la claridad garantiza el derecho a la defensa ya que a veces el imputado no entiende el proceso y no puede ser parte de una debida defensa. En Argentina, los primeros que reaccionaron fueron los poderes judiciales. En 2017 cuando era director general en Capacitación del Senado nacional armamos una alianza para impulsar el lenguaje claro con la Secretaría Legal y Técnica de la Nación y el Sistema Argentino de Seguridad Jurídica que es el sitio del Estado donde los abogados consultan todo el tiempo. Ese equipo había empezado a tratar de traducir las leyes a un lenguaje sencillo y que luego se llamó lectura fácil.
–¿Qué características tiene el Lenguaje Claro?
–El Lenguaje Claro tiene lineamientos y no métodos, está pensado para personas de 18 años alfabetizadas con nivel secundario completo, no puede modificar el contenido y el sentido de la norma. En cambio, la lectura fácil es un método más rigoroso que está dirigido a colectivos con dificultades cognitivas (personas con discapacidad, adultos mayores, pueblos migrantes y originarios) ya que tiene la licencia de modificar contenidos, prioriza la idea general, trabaja en el texto, maquetado, anillada. Es como un primo hermano del Lenguaje Claro. Después está el lenguaje coloquial, por ejemplo cuando un juez le habla a un niño lejos de la pureza técnica y que en definitiva también es ponerse en lugar del otro. Si tenemos problema con el lenguaje, el Lenguaje Claro es una aspiración y es porque existe un lenguaje oscuro y es el lenguaje del poder. La primera medida es trabajar individualmente, hay que deconstruirse en ese sentido. Mira, los estudiantes de Derecho valoran a los que hablan más difícil y ese lenguaje solemne termina siendo distante, complicado y sectario, y se traslada al Derecho y al Estado. En uno de los artículos del libro se explica la diferencia entre un abogado argentino y uno de Estados Unidos. En ese país el abogado está obligado a presentar un certificado donde su defendido entiende el proceso en el que está inmerso; en cambio en Argentina la tendencia es más paternalista, sino fíjate que cuando un acusado escucha su sentencia le pregunta a su defensor si ganó o perdió, esa persona no termina de entender de qué se trata. También el Lenguaje Claro debe ser una política pública porque, entre otras razones, para eficientizar la tarea del Estado ya que si una la ley no es clara hay un dispendio de recursos formidable, lentitud, idas y vueltas, arbitrariedades y discrecionalidad.
–¿En qué lugar queda la oralidad?
-El lenguaje claro hace base en la escritura. Por supuesto que la oralidad tiene que estar incluida y ahí empezamos a hablar de algo que tiene que ver con la comunicación clara, no solo el lenguaje claro. El Lenguaje Claro y la lectura fácil son uno de los cuatro pilares de la Comunicación clara. El otro pilar es el soporte, ya que no son lo mismo el papel y las computadoras, y cómo facilitar atraer la atención del lector. Otro pilar son las neurociencias y las ciencias del comportamiento. Ahí juega el concepto del lenguaje oral que tiene en cuenta la personalidad, los sesgos de las personas, el estado de ánimo de las personas, y que en la oralidad se manifiestan más. Hoy hay jueces se ocupan de dar instructivos para que se les explique los procesos a los imputados y también a los ciudadanos que terminan siendo jurados.
–¿No será que a veces se le achacan los problemas al lenguaje o la comunicación cuando en realidad no está tan clara una decisión o una medida a transmitir?
-Escribir claro o hablar claro es muy difícil porque primero hay que elaborar, tener en la cabeza y chequear las dimensiones del problema, para luego hablarlo de manera sencilla. Hoy se habla de un nuevo derecho y es el derecho a comprender que debería ser un nuevo derecho, incluso se habló para introducirlo en las últimas reformas constitucionales tanto de La Rioja como en Santa Fe.
–¿Cómo será su participación en la próxima edición del Congreso de la Lengua Española en Lima?
–Nos invitaron producto de una construcción colectiva, damos clases junto a un equipo en el Consejo de la Magistratura de la Nación sobre Lenguaje Claro. Es que la Real Academia Española ha puesto al Lenguaje Claro entre uno de los tres ejes más importantes. Ha creado una red panhispánica del Lenguaje Claro desde 2022 y su nuevo titular le ha dado mucho impulso. Voy a formar parte del panel sobre los fundamentos del Lenguaje Claro el próximo 14 de octubre. La idea es impulsar la política pública del Lenguaje Claro, empujar y plantear estrategias y experiencias sobre cómo lograr que se acepte y genere capacidad instalada en nuestras burocracias. Y una semana antes vamos a participar de una formación, también organizada por la Rae, sobre lenguaje claro como competencias de profesionales, desde la lógica legislativa y lo judicial.
–¿A quiénes destacaría como pioneros e impulsores del Lenguaje Claro?
–Javier Herrera Bravo es uno de los pioneros desde cuando lanzamos la primera red. Y en Santa Fe, otro es el procurador de la Corte provincial, Jorge Barraguirre, quien ha impulsado el Lenguaje Claro en el poder judicial de la provincia.



