En el marco de la notoria y llamativa presencia de palomas en la ciudad de Rosario, el ingeniero agrónomo especialista en palomas Fernando Cocconi dialogó con Radiópolis (Radio2) este jueves. Aconsejó cómo actuar frente a una situación que no sólo ensucia las veredas, calles, balcones y autos sino que también “transmite enfermedades”.

Son una plaga pero no están decretadas como tal y por eso no podemos matarlas”, aseguró Cocconi. El ingeniero detalló que es importante que la sociedad “aprenda a convivir con ellas” y para eso una buena opción es ahuyentarlas de distintas maneras.

“Púas de policarbonato, redes para que no ingresen, uso de una linterna láser para enfocarlas por la noche pero hay que hacerlo continuamente porque si tienen un nido siempre vuelven. El único animal que abandona a la cría es el ser humano, si tienen una van a volver al nido”, describió.

En la escuela de Educación Secundaria Orientada Nº 411 Leonidas Gambartes de Rosario hay una nvasión de piojillos de palomas. (Alan Monzón/Rosario3.com)

Además, contó que junto al municipio, trabajan en distintas plazas de la ciudad y “están dando un grano impregnado con un producto que impide que la paloma ponga huevos pero es un proyecto a largo plazo”.

“El tratamiento tiene que hacerse en todas las plazas de Rosario. Tiene que ser un plan continuado y sostenido de un año y medio en la mayor cantidad de plazas posibles”, aseguró Cocconi.

Cocconi también contó que los incendios en las islas acrecentaron la situación con las aves en Rosario. “El animal busca refugio, comida y alimento y en la ciudad eso lo tiene”. 

En tanto a la trasmisión de enfermedades, refirió que estas aves “expulsan hasta cinco kilos de excrementos por año”. “En esos excrementos hay bacterias contagian múltiples enfermedades. No es solamente por lo estético, por los autos o por las veredas, las palomas transmiten enfermedades”, alertó.

En tal sentido, la escuela de Educación Secundaria Orientada Nº 411 Leonidas Gambartes de Rosario padece desde hace vaios días una invasión de piojillos de palomas. “Ya no sabemos qué hacer. En la piel de los alumnos genera enrojecimiento y ronchitas”, contó Andrea, la secretaria de la institución. Además, agregó que en varias oportunidades “algunos debieron ser retirados por sus padres”.