Ignacio Mackey, rosarino de 35 años, se recibió de contador, se fundió en una inversión y ahora da cursos de felicidad. Además, hace unos días fue papá de una hermosa bebé. Todo eso le sucedió en poco tiempo y en medio de la pandemia. Y lo cuenta con emoción. 

Nacho se crió en el centro de la ciudad, asistió a un colegio católico bilingüe y durante su infancia pasaba mucho tiempo en el club del barrio Fisherton y en el Jockey Club de Rosario, donde jugó al rugby hasta sus 30 años.

“Siempre fui muy disciplinado y gracias a ese rasgo de mi personalidad, pude llevar adelante sin problemas la carrera. Pero me daba cuenta de que en realidad no me gustaba. Aún así me recibí y me puse a trabajar en una corredora de cereales. En aquel momento también me peleé con mi novia de entonces, lo que me generó más angustia. Y de pronto me encontré haciendo algo que no me llenaba, que en parte lo hacía por otros y encima lo padecía angustiado por mi soltería”, dijo al diario La Nación.

Su curiosidad y pasión por la lectura llevaron a Ignacio a leer varios libros de filosofía, motivación, neurociencia, felicidad y otros temas más. Desde Aristóteles hasta Gretchen Rubin, pasando por Martin Seligman y Robin Sharma.

“En un momento conocí a Tal Ben-Shahar -profesor y escritor estadounidense-israelí especializado en las áreas de la psicología positiva y liderazgo-y vi cómo había desarrollado un modelo sobre la ciencia de la felicidad basado en grandes investigaciones. Estudié sus clases en Harvard por YouTube con subtítulos en chino y al cabo de algunos años, cuando abrió una academia personal certifiqué con él, en su Happiness Studies Academy”, continuó. 

Luego de su regreso de un viaje que hizo a Europa y tras recibirse de contador, leyó el libro de El Monje que vendió la Ferrrari de Robin Sharma y eso fue uno de los momentos bisagras de su vida que lo impulsaron al camino de la felicidad.

“Ese libro fue una de las primeras cosas que me ayudaron a cambiar mi forma de pensar. Empecé a sentir que podía aspirar a ser más feliz de lo que era. Que la vida me podía entusiasmar”, confesó. 

El segundo hecho significativo fue invertir con un grupo de amigos en un negocio gastronómico. Los socios llegaron a tener alrededor de cien empleados y unas cinco unidades de negocios. Pero, la falta de experiencia, los vaivenes de la economía argentina y otros tantos factores más, llevaron a que el emprendimiento finalmente se fundiera.

“Con ese episodio, me cuestioné muchísimo por qué hacía cosas que no me llenaban. Y la verdad es que me había aventurado en el negocio por el solo objetivo de ganar plata. ¡Y encima me fue mal! Ahora, creo que fue casi una bendición haberme fundido”. Finalmente, la posibilidad de estudiar con Tal Ben-Shahar le hizo entender que había aprendido un montón y que podía compartir esos conocimientos en Argentina.


"Se me volvió imposible seguir trabajando como contador. Me di cuenta de que la carrera que había elegido por seguridad me daba justamente eso. Seguridad de sentirme vacío”, agregó.

Y entonces se animó a dar un gran paso: poco a poco empezó a compartir lo que había ido aprendiendo en Instagram y la repercusión fue inmediata, al igual que el bienestar que le producía poder llevar a otros lo aprendido. No sin un gran esfuerzo para mostrarse de otra manera socialmente. “Cada día me animé un poquito más. Hasta que me animé a dedicarme completamente a lo que me apasionaba, crear talleres y un curso y llegar a vivir de esto. Sigo abriéndome camino todavía pero feliz de hacer lo que me llena. Mi cara se ilumina cuando comparto lo que aprendí. Mi corazón también. Miro para atrás y me cuesta creer que algún día estuve dedicado a las planillas de Excel. Que pude romper un montón de prejuicios”, describió. 

“Me abrió muchas más posibilidades para ser feliz. Pero también aprendí que todo depende de conectar con el momento presente. Siempre podemos encontrar cómo darle sentido a nuestra vida y cultivar nuestro bienestar. Es más fácil de lo que todos imaginamos”.

Pero no solo su felicidad termina en el trabajo, ahora ejercerá el labor de ser papá. El pasado 2 de junio nació su nena, que ahora le da un curso acelerado de felicidad a él.