El fin de semana se desarrolló en la Ciudad de Buenos Aires el XIX Congreso del Partido de Trabajadores Socialistas en el Frente de Izquierda Unidad. Durante cuatro días, más de 300 delegados y delegadas de 20 provincias del país analizaron los principales desafíos que tiene la izquierda revolucionaria en la Argentina. Y también se designaron las precandidaturas a la presidencia y vicepresidencia, de cara a las elecciones del año que viene. 

Nicolás del Caño, quien fuera candidato presidencial del FITU en las dos últimas elecciones, propuso que el Congreso del PTS pusiera a consideración del resto de los partidos del FITU las precandidaturas presidenciales de Myriam Bregman y Alejandro Vilca en vistas a la batalla electoral del 2023.

Presidido por el obrero ceramista Raúl Godoy y trabajadores y trabajadoras junto a dirigentes estudiantiles e intelectuales de gran parte del país, el Congreso desarrolló una intensa deliberación sobre la situación internacional signada por la invasión rusa a Ucrania y sus implicancias sobre la economía nacional y resolvió iniciar una "gran campaña por la ruptura del pacto con el FMI".

También criticaron que el acuerdo "lo rubricó el gobierno con el apoyo de la derecha de Juntos por el Cambio, el desconocimiento soberano de la deuda externa y el enfrentamiento al programa desplegado por las grandes patronales del país para intensificar el ajuste contra el pueblo trabajador con más tarifazos, precarización y la flexibilización laboral", según remarcaron.

El Congreso votó un Manifiesto Programático destinado a "intervenir en la crisis nacional, apoyando las duras peleas en curso como la del sindicato del neumático, Bagley Córdoba y las de la Unidad Piquetera, unir a la clase trabajadora ocupada y desocupada para luchar por derrotar el ajuste del FMI, el Gobierno, la oposición derechista y los empresarios, en el camino de batallar por una salida socialista a la crisis y la decadencia a la que han llevado al país".

En este marco, también exigieron "un paro nacional que sea el inicio de un plan de lucha en la perspectiva de la huelga general". Y también se debatió el anteproyecto de ley de "una jornada laboral de 6 horas 5 días de trabajo, con reparto de las horas de trabajo y sin rebaja salarial, como una bandera de lucha para todo el movimiento obrero".

En esta perspectiva el Congreso definió que resulta fundamental "seguir organizado activamente a parte de los miles y miles de simpatizantes que hoy tienen el PTS y el Frente de Izquierda Unidad, así como seguir desarrollando cientos de asambleas abiertas en todo el país".