La violencia y sus consecuencias es la principal demanda que hay en la ciudad en materia de salud pública, aseguró el secretario municipal del área Leonardo Caruana. Los mayores niveles de ocupación de camas en hospitales locales se dan producto de los heridos de armas blancas y de fuego que pasan más de un mes internados. La desigualdad, marginalidad y exclusión social junto a las dificultades de acceso en materia de transporte -reconoce- obligan a cambiar estrategias sanitarias fortaleciendo los centros de salud barriales en materia de servicios.

El funcionario dio cuenta del aumento de casos covid 19  en estos últimos días y de la falta de vacunas que se dieron en algunos centros de salud. Aseguró que hay dosis suficientes para que los vacunatorios puedan atender incluso con horarios ampliados desde la próxima semana y no descartó la vuelta del uso obligatorio de barbijos en las unidades sanitarias de todo tipo.

Caruana también respondió a los planteos realizados la semana pasada en Rosario3 por el psiquiatra Gustavo de Vega sobre el aumento de consumo de sustancias psicoactivas y alcohol y la falta de respuestas por parte del Estado en materia de recuperación criticando las políticas de reducción de daños. Hay que tener una política no dogmatizada y respuestas más amplias, según planteó.

No le escapó a la política y los rumores de una posible candidatura para el año que viene. Fue contundente: “No he tenido llamados desde la dirigencia del Partido Socialista” y lo relacionó “a la rosca y la falta de construcción política”. Dijo sentirse con ganas para afrontar nuevos desafíos, puso límites a la hora de los acuerdos electores y cree que los referentes en salud bien pueden dar cuenta de las mayores demandas que tiene hoy tiene la sociedad.

-¿Estás de acuerdo con que hay un aumento del consumo de sustancias psicoactivas y de alcohol en jóvenes y adultos?

-Estamos viviendo en una clave de época donde el acceso a la felicidad está mediado por el consumo irracional de las cosas. En ese sentido el consumo de las drogas legales e ilegales o del alcohol son problemáticas de la época y que no irrumpen esporádicamente en los servicios de salud y son muy importantes. Es un abordaje complejo y que hay que serlo seriamente.

-¿No faltan políticas de prevención?

-Siempre es necesario revisar intervenciones y cómo se posicionó el Estado frente al modo de entender el problema. Trabajar en prevención es un eje claro no sólo de la institución sanitaria sino también de la escuela, el club y las organizaciones de la sociedad civil.

La prevención se da en contextos, no generalizada y sólo analizada desde cada una de las sustancias. Ese paradigma ya lo tomaron varios países latinoamericanos y se alejaron desde la prevención hablando de lo nocivo de las sustancias. La prevención tiene que ver con la inclusión, las ofertas laborales, los sueños y proyectos de vida, que son necesarias profundizar.

-¿Está de acuerdo con la política de reducción de daños?

-Estamos de acuerdo en una política que pueda abordar a las personas en el vínculo del consumo de sustancias. Pensar que un problema social semejante se pueda abordar en forma automatizada y homogeneizada es complejo. El Estado tiene que alojar no dogmáticamente líneas de trabajo que tome todas las miradas y no recetas únicas.

Las estrategias no sólo deben apuntar al prohibicionismo sino ver el vínculo con esas sustancias y esto no es favorecer el consumo sino reducir daños. Si seguimos hablamos desde un discurso de adicciones, el Estado sólo necesitó la Justicia para transformarlos en ilegales y la Salud para transformarlos en enfermos. 

-Pero no hay suficientes lugares de recuperación...

-Falta más infraestructura pública para abordar el problema. Hablar de recuperación de consumo en cuanto a éxito o fracaso es un camino largo. Las perspectivas de abandono y recaída en ese sentido son importantes. Es muy pesado hablar en términos de recuperación. Sí de abordaje y seguir potenciando estructuras nacionales, provinciales y locales que puedan ser ofertas posteriores a las salidas de internación.

Hoy los hospitales internan a chicos y adultos, con gran ocupación de camas, con problemáticas de consumo. Pero la internación es un momento, después es necesario articular con organizaciones civiles desde una mirada que pueda alojarlos e incluirlos en sus vínculos con la familia y las instituciones.

-Rosario no sólo es un territorio de disputa de las bandas narcocriminales sino también de consumo, ¿no falta trabajo en ese sentido también?

-Rosario es parte de muchos lugares o países donde las políticas de drogas llevaron a movimientos y migraciones desde lugares más centrales a sitios más locales. Lo que se da en la ciudad es una profunda desigualdad, marginalidad y rotura de lazos donde las sustancias aparecen como una salida. Sobre todo en las poblaciones más pobres donde lo que consumen es más dañino y eso también afecta a la violencia.

Caruana: "Falta más infraestructura pública para abordar el problema de las adicciones". 

 

El aumento de casos covid

 

-¿Estamos frente a una nueva ola de casos covid19?

-Estamos atravesando otro momento de la pandemia, más controlado y con aumento de casos pero donde las medidas más duras han dejado de ser el horizonte. No hay que abandonar el análisis internacional como lo que ocurre en China y Brasil, pero también analizar desde el contexto local donde la cobertura de vacunación ha cambiado el rumbo de la enfermedad. Se ha alejado la posibilidad de casos graves y el índice de internación es mucho menor.

Lo que tendríamos que hacer es retomar caminos de cuidados como favorecer actividades al aire libre, espacios con ventilación cruzada, uso de barbijos en aquellas personas con síntomas e ir viendo paso a paso la evaluación de la enfermedad. Si bien puede haber un nivel de sub-registro ya que sólo se indica el testeo para casos graves y puede haber muchas personas que estén cursando la enfermedad, éstas deben quedarse en casa, vacunarse cuando la transcurran. y que usen barbijo.

-¿Hubo una mayor demanda de vacunación en éstos últimos días?

-En los últimos días hemos tenido un 60 por ciento de aumento en la vacunación donde la mayor parte son los mayores de 50 años o tercera edad. Hay una mayor sensibilización en aquellos que la pasaron peor.

-Faltaron vacunas esta semana en algunos efectores, ¿la provisión está normalizada?

-Frente a la sensibilización ante los aumentos de casos y teniendo en cuenta que la vacuna está siendo parte del esquema de vacunación habitual, muchas personas fueron a vacunarse esta semana y se agotó el stock en sólo dos lugares, algo que se normalizó a los 48 horas.

Para darte una idea del aumento de la demanda fue que un centro de salud con un stock de 200 dosis las agotó durante una mañana. Desde la semana próxima se va a vacunar en todos los centros y con ampliación de horarios a la mañana y a la tarde.

-¿Volverá el uso obligatorio de barbijos en las áreas de la salud?

-En aquellos lugares donde se atiende a personas inmunodeprimidas o a adultos mayores nunca se abandonó el uso del barbijo. Durante el último encuentro con los equipos provinciales se valoró como posibilidad y quedó como sugerencia volver a usarlo en todas las instituciones de salud. Es una posibilidad y la obligatoriedad podría ayudar al cuidado. Pero lo más importante es que la persona con síntomas consulte con su médico de referencia, que se quede en casa, use el barbijo y que no vaya a trabajar o a la escuela.

La violencia y su impacto en la salud

 

-¿Cuál es el principal problema que tiene Rosario en materia de salud?

-El mayor problema que irrumpe en los servicios de salud es la violencia que emerge de la situación de desigualdad, exclusión y vulnerabilidad. Irrumpe con aumento de consultas en terapias y guardias por heridos de armas de fuego y armas blancas junto al consumo problemático, hipertensión, diabetes y enfermedades crónicas.

-Quizás uno se quede con el aumento en la cantidad de muertos por la violencia y no registra la cantidad de heridos...

-Alrededor de los muertos hay heridos, y esos muertos y heridos llegan a nuestros servicios de salud. Esa familia que pierde a un chico o una madre son familias que se atienden en los centros de salud. Eso impacta en los equipos de trabajo. Es un problema que es necesario abordarlo.

-¿Es posible cuantificar esa situación?

-Es difícil de cuantificar. Pero en algunos momentos la mayor parte de la ocupación de camas pasa a ser la violencia y es así. Las camas están ocupadas por pacientes que pasan un mes o más internados por las severas secuelas que deja la violencia y eso es lo que hoy más nos está demandando.

-¿Con qué estrategias se trabaja para dar cuenta de esta realidad?

-Hay que alojar situaciones de urgencia, preservar la salud de los equipos y la propia organización. Las dificultades por tensión social impactan en los equipos y es un problema de los nuevos desafíos a resolver. En salud pública no podemos analizar los problemas por fuera de esos contextos de exclusión y violencia.

Las situaciones de desigualdad, vulnerabilidad y exclusión también hay que pensarlas en las dificultades de los accesos al transporte por ejemplo que nos dejó la pandemia. Hoy hay que repensar el acceso al especialista llevando el ecógrafo al barrio. Garantizan el derecho a la salud es repensar y acercar los servicios al centro de salud. Hoy un centro de salud tiene especialistas, tecnología en materia diagnósticos y trabajamos con tres corredores de salud a lo largo de toda la ciudad.

-¿Hay que volver a descentralizar los servicios que en algún momento se centralizaron en el Cemar?

-Estamos revisando cuestiones de accesos y centralizar aquello que es imposible descentralizar. Por su especialidad crítica y tecnología es imposible trasladar resonadores, tomógrafos o láser para retinopatía diabética. Pero ahora hay disciplinas que se pueden descentralizar parcial o totalmente y eso es lo que estamos trabajando. Es lo que caracterizó a nuestro sistema de salud, revisar y hacer preguntas sobre la salud y no dogmáticamente. En algún momento fueron los hospitales la base de la atención, luego aparece el Cemar como institución bisagra, hoy lo sigue siendo junto a los 52 centros de salud con tecnología diagnóstica.

Caruana: "Hoy hay que repensar el acceso al especialista llevando el ecógrafo al barrio".

De desafíos, rosca y llamados

 

-Tal como sucedió en otras oportunidades otra vez se comenta la posibilidad de que puedas ser candidato, ¿lo serás en las próximas elecciones?

-Me lo pregunta mucha gente, me lo pregunta la militancia y también la más cercana al socialismo. Hace treinta años que estoy en gestión de política pública y me interesan los desafíos. Pero no he tenido ninguna convocatoria de la dirigencia del Partido Socialista. Y eso es parte de la distancia que hay entre la dirigencia política y la militancia donde la rosca política se ha convertido en el único modo de construcción política.

Cuando todo es rosca y se niega la construcción es una forma de entender la falta de conocimiento por parte de la política sobre lo que está pasando en la sociedad. Ojalá haya un acercamiento mayor, pero claramente no he tenido ninguna propuesta de la dirigencia. Hay que buscar un camino más amplio y salir de la mesa chiquita.

-Y si te llamaran, ¿qué harías?

-Si me llamaran estoy dispuesto a charlarlo y discutirlo, incluso con algunos sectores del socialismo he tenido más diálogos. Pero el límite son las políticas progresistas para la ciudad, basadas en las garantías de derechos y no en propuestas gerenciales, ese el límite.

-Larreta en Ciudad de Buenos Aires propuso como candidato a su ministro de Salud (Fernán Quirós), ¿Crees que es posible revalorizar lo hecho en materia de salud y que pueda ser un trampolín para conducir un gobierno?

-En momento de crisis de la ciudad haber tenido referentes que hayan estado presentes más allá de una elección es muy importante. Ese reconocimiento de poner la referencia a los sanitarios para pensar la política integral es entender que los problemas de salud no sólo se pueden resolver desde lo sanitario, sino desde la marginalidad y desigualdad que tenemos como sociedad. Cómo no vamos a estar en condiciones de afrontar desafíos más estructurales. No se trata de agrandar el Estado sino de tener mecanismos de respuestas ágiles y para responder a desafíos como el de la pandemia y el de los últimos treinta años.