Dos cohetes de tipo Katiusha cayeron este sábado en una base aérea que aloja tropas estadounidenses en Balad, a unos 80 kilómetros al norte de Bagdad, capital de Irak, y otro proyectil similar impactó cerca de la embajada norteamericana, en la denominada Zona Verde de esa ciudad. No se informaron víctimas en alguno de los dos ataques.

Llas informaciones son confusas y hay versiones que indican que fueron dos los morteros caídos en Bagdad y no uno, según la agencia Ansa.

Esos proyectiles golpearon el corazón de la llamada Zona Verde, un área ultraprotegida que alberga a las principales instituciones y sedes diplomáticas de la capital iraquí.

Según señalaron medios locales citados por Télam, los morteros que cayeron en esa zona de Bagdad dieron contra un puesto con soldados norteamericanos.

Los ataques se produjeron un día después de que Washington asesinara con drones en el aeropuerto de Bagdad a Qasem Soleimani, el general más poderoso de Irán, arquitecto de las intervenciones del país persa en la región.

Rohaní: "EE.UU. cometió un gran error"

El presidente iraní, Hasan Rohaní, advirtió este sábado a Estados Unidos de que las repercusiones por el asesinato del comandante de la Guardia Revolucionaria Qasem Soleimaní tendrán su eco en la región ahora y en los próximos años.

"Los estadounidenses no se dieron cuenta del gran error que cometieron; los efectos de este error los verán no solo hoy sino a lo largo de los próximos años", subrayó Rohaní durante su visita a la familia de Soleimaní, informó EFE.

Masiva despedida del comandante iraní Solemaini

Al grito de "Estados Unidos es el Diablo", miles de personas marcharon este sábado por las calles de Bagdad al paso del coche fúnebre que trasladó el cuerpo del poderoso general iraní Qasem Soleimani, asesinado en un ataque aéreo estadounidense en Irak.

La muerte del jefe de la fuerza de elite Quds y líder de la estrategia de seguridad regional en un ataque en las inmediaciones del aeropuerto internacional de la capital iraquí disparó las tensiones en la región y Teherán advirtió que habrá represalias severas.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, argumentó que ordenó el asesinato de Soleimani para evitar una guerra.

Washington afirma, sin presentar evidencias, que Soleimani estaba tramando una serie de ataques que ponían en peligro a las tropas y funcionarios estadounidenses

En plena tensión, la coalición militar liderada por Estados Unidos en Irak aumentó en las últimas horas las "medidas de defensa y seguridad" de sus bases en el país a la vez que se enviaron otros 3.000 soldados a la vecina Kuwait.

Soleimani fue el arquitecto de la política regional de Irán de movilizar milicias en Irak, Siria y Líbano así como también de la estrategia contra el grupo radical Estado Islámico.

En la procesión, integrada en su mayoría por hombres con uniforme militar negro, sobresalían las banderas de Irak y de las milicias respaldadas por Irán, cuyos combatientes han demostrado una feroz lealtad a Solemani.

También al comandante Abu Mahdi al-Muhandis, que también falleció en el ataque de la madrugada de ayer.

La procesión comenzó en el santuario Imam Kadhim en Bagdad, uno de los sitios más venerados por los musulmanes chiitas y se dirigió a la ciudad santa de Karbala, en el centro del país.

Los seguidores cantaron consignas en contra de Estados Unidos y de su socio Israel: "Muerte a América, muerte a Israel", coreaban entre lágrimas.

Dos helicópteros sobrevolaron la procesión, a la que asistieron también el primer ministro de Irak, Adel Abdul-Mahdi y líderes de las milicias leales a Irán.

Bagdad, aliada de Washington y de Teherán, calificó el asesinato de Solemaini como un ataque a su soberanía nacional y anunció una sesión de emergencia del Parlamento en la que se podría votar la expulsión de los 5.200 militares estadounidenses que revisten en el país árabe.