Leandro Grimaldi tiene 33 años, es santafesino pero obtuvo su título como médico en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). El paso siguiente fue profundizar sus estudios como investigador en la Universidad de Harvard, y desde hace algunos meses, ser uno de los integrantes de un comité de profesionales que trabaja en la contención del coronavirus en el país del norte. El profesional sostuvo que para final de año es probable que esté lista alguna vacuna que llegue a comercializarse y distribuirse en EE.UU. para el personal de emergencia. Para Argentina, proyectó una presunta disponibilidad para mediados de 2021 entre pacientes de riesgo.

Este lunes, Grimaldi fue entrevistado en A Diario (Radio 2). “No es utópico pensar en una vacuna contra el coronavirus”, señaló pero advirtió: “Hay que definir si ese logro científico se puede usar en humanos y acá podemos hablar de algunos meses y después hay que ver cómo se lleva al mundo y ahí sí estamos muy lejos”, expresó.

Tras evidenciar la velocidad inédita en que se está avanzando en materia de investigación científica por estos días, remarcó el “esfuerzo global” en hallar una barrera contra el covid-19. “Estamos trabajando con una gama muy amplia de patologías pero hacemos foco en el coronavirus”, destacó y observó la dificultad para hacerle frente: “Puede haber un componente estacional pero no desaparece a un grado determinado de temperatura”.

Grimaldi confió que actualmente hay cinco o seis ensayos en fase clínica, esto quiere decir que son candidatos de vacunas que ya se están testeando en humanos. Los más avanzados son en China (uno en la universidad de Wuhan, y otro de CanSino Biologics), y dos en los EE.UU. (uno en Seattle y otro en Boston). Este último empezó hace una semana y media, es todo muy dinámico.

“Hay que tener paciencia. Se lo garantizo: el coronavirus va a estar entre nosotros por mucho tiempo. Hay que aferrarse a las medidas de prevención, replantearse la manera en la que consumimos información, y encontrar las mejores fuentes”, dijo a La Nación.

Una historia para ser contada

El médico nació en una casita sobre una calle de tierra, de acuerdo a La Nación. Estudió medicina en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Aún como estudiante realizó un intercambio médico en la Pennsylvania State University, y ya como graduado, realizó un entrenamiento en el Jackson Medical Hospital como parte de una beca otorgada por la Universidad de Miami. En 2011 compitió con cuatro mil médicos de toda América y se convirtió en el primer argentino en ganar una de las plazas que Harvard otorga a estos profesionales. Es el primer argentino que recibió una maestría doble en Salud Pública y Liderazgo en los célebres claustros de Boston.

Pero su humildad lo hace cambiar de tema al ser preguntado por sus logros. "No me gusta hablar de mí. Soy hijo único. Mis padres fueron ricos en valores y en todas las enseñanzas que me fueron transmitiendo".

Su meta es llegar con la investigación científica incluso, tan lejos como hasta aquél pueblito santafecino de Barranquitas que lo vio nacer. "En todo tipo de drogas que se avancen, siempre debemos tener en mente a las poblaciones más vulnerables, porque son ellos los que después terminan teniendo dificultades para acceder a esto. Es una meta que no suelo contar públicamente, pero me pega de cerca", confiesa.