Como todos los 7 de agosto, la iglesia de San Cayetano se llenó de fieles agradecidos. Pero algunos también desesperados, sin empleo, con la esperanza de que el santo patrono del trabajo les conceda una oportunidad.

Las puertas de santuario se abrieron a primera hora de este miércoles. Así, la zona se pobló también de vendedores ambulantes para ofrecer la clásica estampita con la espiga de trigo en símbolo de “pan y trabajo”.

Desde las 5 de la mañana y hasta el mediodía hubo confesiones y misas a cada hora. Los servicios se retomarán desde las 18 y hasta las 22.

En tanto a las 15 comenzará la tradicional procesión y a las 15.30 se realizará la misa en la Plaza Libertad presidida por el arzobispo Eduardo Martín.