Varios puntos de la capital de Burkina Faso, Uagadugú, estaban bloqueados este sábado por militares, un día después de un nuevo golpe de Estado en este país africano, sumido en una profunda crisis y la violencia yihadista.

Este aumento de la tensión se produjo al día siguiente del segundo golpe en ocho meses en el país, en el que militares destituyeron al teniente coronel Paul Henri Sandaogo Damiba, jefe de la junta que había llegado al poder a finales de enero también por la fuerza. En su lugar, los uniformados impusieron a Ibrahim Traoré, un capitán de 34 años.

Tras una noche y mañana tranquilas, varias personas afirmaron haber oído una ráfaga de disparos en las inmediaciones de la rotonda de las Naciones Unidas, en el centro de la ciudad, a última hora de la mañana, reportó la agencia de noticias AFP.

Entonces, como la víspera, los militares retomaron sus posiciones para bloquear los principales puntos de la ciudad y en particular el barrio donde se encuentra la presidencia.

Los comerciantes que habían reabierto sus negocios esta mañana con el regreso de la calma, cerraron y se apresuraron a partir, mientras helicópteros sobrevolaban el centro de la ciudad al mediodía.

En un mensaje difundido anoche en la radiotelevisión nacional, una quincena de soldados informaron de la destitución de Damiba -cuya suerte seguía siendo desconocida- y anunciaron el cierre de las fronteras terrestres y aéreas, así como la suspensión de la Constitución, la disolución del Gobierno y de la Asamblea Legislativa de Transición.

También se estableció un toque de queda entre las 21 y 5 hora local, al invocar "el continuo deterioro de la situación de seguridad" en el país.

El nuevo jefe de la junta, el capitán Traoré, era hasta ahora el jefe de cuerpo del Regimiento de Artillería de Kaya, en el norte del país, particularmente afectado por los ataques yihadistas.

"Son los mismos jóvenes oficiales que ya estaban en las maniobras durante el primer golpe de Estado en enero. Es un golpe intramuros. (...) El tema volverá a centrarse en la lucha antiyihadista", señaló el analista político Drissa Traoré.

Este nuevo golpe fue condenado hoy por la Unión Europea (UE), que llamó al respeto de los compromisos asumido para un retorno del orden constitucional.

El golpe de fuerza "pone en peligro los esfuerzos emprendidos desde hace varios meses, especialmente por la Cedeao (Comunidad Económica de Estados de África Occidental), para supervisar la transición", alertó el jefe de la diplomacia europea, Josep Borell en un comunicado.

El organismo africano, del que Burkina Faso está suspendida desde el golpe de enero, había condenado anoche la toma de poder por la fuerza "en los términos más enérgicos" y lamentó que se produjera en medio de los avances "logrados a través de la diplomacia y los esfuerzos" de la Cedeao para que el país restaure el orden constitucional "a más tardar el 1 de julio de 2024".

Por el momento, los nuevos golpistas no indicaron si tienen intención de respetar el calendario de transición convenido.

Estaba previsto que los civiles regresaran al poder en julio de 2024.

También el presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), el chadiano Moussa Faki Mahamat, condenó hoy "el cambio inconstitucional de gobierno".

En los últimos meses se multiplicaron los ataques contra decenas de civiles y soldados en el norte y el este, donde las ciudades están bloqueadas por los yihadistas, que hacen estallar puentes con dinamita y atacan los convoyes de suministros que circulan por la zona.

Desde 2015, son recurrentes los ataques de los movimientos armados afiliados a los yihadistas de Al Qaeda y del grupo Estado Islámico, principalmente en el norte y el este del país, que han causado miles de muertos y el desplazamiento de unos dos millones de personas.

Con los dos golpes en Malí en agosto de 2020 y mayo de 2021 y el de Guinea en septiembre de 2021, este es el quinto golpe de Estado en África Occidental desde el año 2020.

Fuente: Télam