Este domingo 9 de julio, en el marco del Día de la Independencia, se inauguró el primer tramo del gasoducto Néstor Kirchner, una megaobra que abarca más de 500 kilómetros y en su primera etapa se extiende desde Tratayén (Neuquén) a Salliqueló (Buenos Aires).

El gasoducto representa una oportunidad para explotar el potencial energético de la Argentina por diferentes razones. Una de ellas es que el país se ubica en el cuarto lugar en el ránking de países con mayor volumen de reservas de petróleo no convencional. Casi un 60% de los barriles de petróleo se encuentran en Vaca Muerta.

Argentina posee también la segunda reserva más grande del mundo de gas no convencial, con el 40% de este recurso disponible en el mismo yacimiento.

A su vez, los 16 billones de barriles de petróleo de Vaca Muerta suponen el consumo interno de Argentina de 94 años. En cuanto al gas, esta relación se duplica: los 308 trillones de pies cúbicos representan 193 años de consumo interno de nuestro país.

"Este volumen de recursos no sólo nos permitiría suplir el declino de la producción convencional sino también revertir la balanza comercial energética: pasar de un escenario de importación de energía al autoabastecimiento y capacidad exportadora. Algunas estimaciones, calculan un ingreso potencial de divisas anual de más de 37.500 millones de dólares", afirman desde la consultora Cepa en un informe sobre Vaca Muerta.

10 claves para entender el impacto económico del gasoducto Néstor Kirchner

Aunque Argentina tiene, según el consumo actual, 150 años de gas garantizado, necesita resolver un problema central: su transporte. Es por esto que con la construcción del gasoducto será posible:

1 - Sustituir importaciones de combustible alternativo (Fuel Oil y Gasoil) importados para la generación termoeléctrica.

2 - Garantizar el abastecimiento de gas para las industrias argentinas durante el invierno

3 - Ampliar la conexión de gas para usuarios que todavía no tienen acceso (30% de los hogares)

4 - Brindar reservas para enfrentar momentos internacionales que podrían complicar a la Argentina, como por ejemplo una reducción de la producción en Bolivia.

5 - También permite compensar el declino de la producción de petróleo convencional en el sur argentino.

6 - Exportar a los países limítrofes los remanentes de gas natural.

7 - En materia de beneficios fiscales mediante la reducción de importaciones, permitiría ahorrar USD 3.000 millones anuales en la etapa 1 y USD 5.600 millones en la etapa 2. También beneficiaría a las provincias productoras con regalías: el incremento por recaudación podría llegar a USD 50 millones en la etapa 1 y USD 90 millones en la etapa 2.

8 - Expandir la capacidad exportadora argentina resolviendo la etapa del transporte que actualmente resulta insuficiente para el potencial que existe. Eso permitirá ahorrar dólares por reducción de importaciones de GNL (Gas Natural Licuado).

9 - La estimación respecto del ahorro en dólares para el segundo semestre del 2023, según la fecha en la que se puso en marcha esta obra, comparada con el mismo período de 2022, alcanzaría los USD 1.400 millones.

10 - Ya con la finalización del segundo tramo se podría dejar de importar gas y combustibles alternativos para la generación eléctrica y ahorrar en un año completo, considerando la estacionalidad de las importaciones, hasta 4,3 millones de dólares anuales.