La escena que este jueves dejó la tormenta en Carcarañá —un remolino compacto, breve pero poderoso, que arrancó árboles y levantó tierra— trajo un concepto del que no se suele hablar: el “pasillo de los tornados”. Esa categoría incluye al sur de Santa Fe entre las zonas de mayor recurrencia de tornados del mundo.

Facundo Azar, del Centro de Monitoreo Meteorológico y Climático, explicó a Rosario3 qué significa formar parte de ese corredor atmosférico y por qué fenómenos como el de este jueves no deberían sorprender.

“El pasillo de los tornados es un concepto meteorológico que designa la segunda área con mayor recurrencia de tornados a nivel mundial”, resume Azar. La primera es el célebre Tornado Alley de Estados Unidos. La segunda, aunque menos conocida, abarca buena parte del centro del país: el sur santafesino, el centro del Litoral y sectores de Córdoba y Entre Ríos.

Según el especialista, entre octubre y mayo es cuando más frecuentemente se registran las condiciones que favorecen tormentas severas capaces de adquirir características de tornado. “Pero eso no significa que no puedan darse por fuera de esos meses”, aclara.

En Estados Unidos los tornados son documentados de forma sistemática. En Argentina, no siempre.
Azar explica por qué:

“En nuestra zona anualmente también registramos tornados, pero en la gran mayoría de las ocasiones ocurren de noche o en áreas rurales y por eso no llegamos a comprender la magnitud del fenómeno”.

Eso hace que muchos episodios queden sin registro visual ni peritajes posteriores. Aun así, la estadística está: la región tiene tornados todos los años.

Las condiciones que los generan, según Azar, son: 

-Alta inestabilidad, típica de las tormentas de verano.

-Vientos puntuales asociados a la cizalladura (cambio de dirección e intensidad del viento con la altura).

-Corrientes de aire ascendentes dentro de nubes de tormenta muy desarrolladas.

Cuando ese conjunto se da al mismo tiempo, la atmósfera puede producir un remolino vertical, en rotación ciclónica:

“Un tornado es sencillamente una corriente de viento en sentido vertical que gira, ya sea horario o antihorario, y que puede generar vientos superiores a los 100 km/h”.

Azar subraya que estos fenómenos siempre están ligados a condiciones meteorológicas intensas y puntuales, difíciles de anticipar con precisión, pero sí señaladas en los sistemas de alerta.

"Nuestra zona siempre está bajo términos de alertas meteorológicas severas por probabilidad de tornados”, advierte Azar. No significa que vayan a ocurrir todos los días, pero sí que el entorno geográfico y climático favorece su desarrollo.

El episodio de Carcarañá es un recordatorio: el pasillo de los tornados no es una figura teórica, sino un patrón climático que atraviesa al Litoral hace décadas. Y que seguirá generando episodios como el de este jueves cada vez que la atmósfera combine los ingredientes necesarios.