Carolina y Ariel se conocen hace 15 años y la idea de hacer un viaje por Latinoamérica y parte de Centroamérica siempre estuvo latente en la pareja. Pero primero por trabajo, después por otras obligaciones y por último por la llegada de sus hijas, la cosa se fue retrasando. Sin embargo, la pandemia aportó el grano de arena que faltaba para que la idea retornara y esta vez con una fuerza imperativa.

Hoy están en tierras brasileras y ya llevan cuatro meses de periplo a bordo de un motorhome, junto a sus hijas de 7 y 10 años. “Desde que empezó nuestra historia de amor uno de los sueños que teníamos era poder hacer un viaje por Latinoamérica y parte de Centroamérica, en aquel entonces era arriba de una Toyota, pero por las cosas de la vida, empezamos con el laburo, nos casamos, llegaron las nenas y ese sueño se fue postergando, hasta este 2022”, relataron los viajeros recordando esa primera ilusión.

Carolina es diseñadora gráfica y Ariel se dedica a realizar restauración de casas, pinturas e impermeabilización y cuando la idea del viaje había tomado forma, ambos comenzaron a trabajar de manera remota, un poco obligados por la pandemia, y otro poco con el objetivo de ya empezar a preparar y adaptarse al nuevo formato de trabajo que tendrían de ahora en mas.

“Hace dos años, antes de la pandemia, nos empezó a picar el bicho de movernos a algo nuevo y pensamos que era el momento de retomar el viejo sueño y fue allí que investigamos en el mundo de los viajeros y empezamos a mirar a quienes recorren el mundo. De esa manera, la idea de hacer realidad nuestro sueño fue tomando fuerza y lo sentimos más cerca”, detallaron.

Como suele repetirse en este tipo de historias de aventuras sobre ruedas, la planificación es ya parte de la travesía. Es decir, se sabe de antemano que lo que se va a emprender va a romper estructuras, entonces la idea es siempre intentar reducir los contratiempos, y la mejor forma de hacerlo es tratando de no dejar nada librado al azar. “Si bien al principio parecía difícil y lejano de concretar este sueño, empezamos a trabajar en la planificación y eso fue de a poco lo que nos fue acercando a cumplir con nuestro objetivo, y así las piezas empezaron a encastrar. La pandemia nos mostró que se podía vivir con el trabajo virtual y eso ayudó a que el sueño empiece a ser aún más palpable”, sumó.

“Desde el momento que dijimos vamos a salir y pusimos una fecha, fue un quiebre, porque desde allí empezamos a correr contra ese tiempo, pero fue mucho más fácil de lo que pensábamos, por ejemplo yo pude delegar mi trabajo y hoy en día a distancia las cosas funcionan mucho mejor”, relató Ariel.

El viaje de la familia -que antes de la aventura residía en Roldán- comenzó hace cuatro meses y el primer trayecto fue en auto hasta Uruguay, donde estuvieron dos meses. Allí vendieron la mayoría de las cosas que se llevaron a cuestas, se quedaron con lo indispensable y adquirieron el Motorhome americano que restauraron con sus propias manos, con el que por estos días están visitando tierras brasileñas, más específicamente Porto Belo y prontamente van a seguir este periplo turístico por otros países, buscando llegar sin tiempo ni días específicos a Costa Rica.

“La idea como primera meta es llegar a Costa Rica, donde vivió Carolina, y de ahí en más vamos a ver cómo se va dando. Ahora estamos en Porto Belo, subiendo hacia el norte de Brasil hasta finales de febrero. Después pensamos bajar por adentro hasta Paraguay y de ahí subir por Bolivia, Perú, Ecuador, etcétera”, contó Ariel.

Contratiempos en el camino

La vida no es color de rosa, ni en suelo firme, ni arriba de un motorhome, y los contratiempos -por más planificación que haya- están a la orden del día. “A los 600 kilómetros de haber empezado el viaje se nos rompió el rulemán de la rueda izquierda y quedamos varados en el medio de la ruta, fue un momento difícil, pero ahí fue cuando sentimos que teníamos que pasar la prueba y apareció una persona, que entendía nuestro pequeño portugués y nos ayudó con la grúa, nos llevó a un taller donde pudimos estar el tiempo que necesitamos mientras que resolvíamos el problema”, relataron.

La parte de la educación de las nenas es un tema que resolvieron sin demasiadas vueltas. “Juana tiene 7 y Bianca 10 años, ellas hacen escuela a distancia con el sistema de educación que se encuentra bajo la supervisión del Ministerio de Educación Nacional, lo cual es una nueva vida de como las niñas aprenden sin aulas físicas, pero con el compromiso fijo que nos enseñaron nuestros padres, de que se debe estudiar”, definieron sin dudar.

Por último, Ariel y Carolina, reflexionaron: “Este viaje nos permitió dimensionar que no siempre tiene que estar todo perfecto, que el momento que uno siente que debe hacer un viaje, un cambio de vida, un salto a un nuevo trabajo, lo tiene que hacer con fe. Las dificultades van a estar, pero en la vida siempre están y hay que enfrentar los riesgos y vivir la vida. Los recursos para poder vivir y cumplir el propósito Dios lo pone en nuestro interior, la clave es saber entender cómo hacerlo crecer”.