Un gigantesco socavón se abrió repentinamente en una carretera de Xining, China y se tragó un autobús lleno de pasajeros causando 6 muertes y diez desaparecidos.

El hormigón de una calle muy frecuentada de la capital provincial de Qinghai cedió y se hundió, tragándose el vehículo hasta la mitad y provocando una explosión, indicó la televisión pública CCTV. El accidente ocurrió en frente de un hospital mientras el autobús se paraba a recoger y dejar transeúntes.

Un video publicado por la agencia de prensa China News Service muestra a los peatones apartándose del agujero que se formó delante de una parada de autobús, y por el que cayó el vehículo, que prácticamente quedó en posición vertical.

Las operaciones de rescate seguían en marcha y se abrió una investigación para determinar el origen del accidente.

Las operaciones de rescate implicaron el uso de grúas y personal de rescate. Unos 1.000 trabajadores de emergencia y 30 vehículos fueron enviados al sitio, dijo la oficina de gestión de emergencias en la ciudad de Xining. El numeroso despliegue de emergencia en el área afectada -de unos 80 metros cuadrados- ya consiguió sacar del boquete al autobús.

Según publicó Infobae, el gas, la electricidad y el agua se cerraron de inmediato para garantizar que los trabajos de rescate pudieran comenzar después del incidente.

No se trata de la primera vez que las infraestructuras ceden con consecuencias fatales en China, país que en los últimos lustros ha experimentado un frenesí constructor no siempre acorde a las regulaciones.

En 2016, varios viandantes cayeron en un agujero que se abrió de golpe en una calle de la ciudad de Zhengzhou, capital de la provincia de Henan (centro). Una investigación de los bomberos estableció que el hundimiento pudo deberse al alcantarillado, que habría cedido ante las fuertes lluvias.

En 2013, cinco personas murieron cuando un agujero de 10 metros de profundidad se abrió de repente en un barrio industrial de Shenzhen (sur).