Un hombre de 61 años que presentaba síntomas del linfoma de Hodgkin conmocionó a la comunidad científica tras desarrollar una respuesta antitumoral luego de contagiarse de coronavirus.  

La revista British Journal of Haemathology dio a conocer la noticia sobre el paciente que presentaba inflamación en los ganglios y pérdida de peso, y además recibía hemodiálisis por insuficiencia renal terminal como consecuencia de un transplante renal que fracasó.

El diagnóstico era un linfoma de Hodgkin clásico en estadio III, trastorno que afecta a áreas ganglionares localizadas a ambos lados del diafragma o por encima de él y en el bazo.

El hombre ingresó al hospital "con dificultad para respirar y sibilancias" y se le diagnosticó neumonía por covid-19, y tras pasar 11 días internado fue dado de alta para completar la recuperación en su casa. 

Cuatro meses después la inflamación de los ganglios se había reducido y una exploración por tomografía reveló una remisión generalizada del linfoma, a pesar de que no se le administró corticosteroides ni inmunoquimioterapia, aclara el informe. 

La hipótesis es que la infección por sars-cov-2 desencadenó una respuesta inmunitaria antitumoral.

Según los autores que dieron a conocer este caso, la hipótesis es que la infección por sars-cov-2 desencadenó una respuesta inmunitaria antitumoral, algo que, según señalan los especialistas, se ha descrito con otras infecciones en el contexto del linfoma no Hodgkin de alto grado.

"Los supuestos mecanismos de acción incluyen reactividad cruzada de células T específicas de patógenos con antígenos tumorales y activación de células asesinas naturales por citocinas inflamatorias producidas en respuesta a la infección", concluyen en el estudio.

Tratamientos con bacterias

 

Los microorganismos no solo pueden causar cáncer, sino que también pueden ayudar a curarlo.

A finales del siglo XIX, un médico de Nueva York llamado William B. Coley desarrolló un tratamiento contra el cáncer con un preparado de bacterias llamado "toxinas de Coley".

Este médico observó que los pacientes con cáncer (que además sufrían una infección) respondían mejor que los pacientes sin infección.

William B. Coley desarrolló en el siglo XIX un tratamiento contra el cáncer basado en bacterias.

La teoría de Coley era que la infección estimulaba el sistema inmune para luchar contra el cáncer, por lo que desarrolló un cóctel de bacterias Streptococcus pyogenes y Serratia marcescens que inyectaba directamente en el tumor.

Según señala un artículo de la BBC, durante años en los Estados Unidos se trató a pacientes de algunos tipos de cáncer incurables con preparados de bacterias y toxinas, obteniendo resultados favorables en muchos casos.

Sin embargo, las críticas y sobre todo el éxito de los nuevos tratamientos de quimio y radioterapia hicieron que las toxinas de Coley cayeran en el olvido.