El libro Código Rosa. Relatos sobre abortos, de Dahiana Belfiori, recupera las experiencias de mujeres que decidieron abortar y lo hicieron acompañadas de otras mujeres, las Socorristas.

“El libro es un conjunto de historias que son el producto de mi trabajo de ficcionalización de los testimonios y viene de la necesidad y el deseo de contar las experiencias de abortos desde otra perspectiva”, explicó la autora a Rosario3 sobre el título que publicó Ediciones La Parte Maldita en 2015.

Cinco años después de esa primera tirada y con una tercera edición corregida prevista para febrero de 2021, la escritora rafaelina radicada desde hace cinco años en Rosario confió que se trata de un libro que “está vivo”: “Aún si tuviéramos ley, como exigimos suceda ya, hay algo que Código Rosa registra que tiene que ver con las preguntas que nos hacemos al tomar la decisión de abortar”. 

La legalidad del aborto es una urgencia que se hace mucho más acuciante en este contexto de pandemia"

Con sorora sintaxis, Belfiori tomó los 17 testimonios de mujeres que abortaron con medicamentos que compiló la agrupación neuquina La Revuelta Colectiva Feminista y los tradujo en relatos que “ponen en evidencia maternidades y embarazos en singular”.

Avanzar desde la ficción fue una decisión política, ética y estética que pretendía exponer y darle relevancia a una experiencia cotidiana y común a un gran número de personas desde un registro hospitalario y que no anulara las complejidades y los matices”, apuntó la entrevistada desde alguno de los espacios que conforman Abrir la casa, el taller de escritura y lectura que coordina.

El último 17 de noviembre, el presidente Alberto Fernández anunció el envío al Congreso de un proyecto de legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, a dos años de que la IVE haya tenido tratamiento en ambas Cámaras –con un amplio debate que contempló salud reproductiva y placer– y de que haya conseguido media sanción en Diputados.

Entonces, el reclamo por el derecho a la autonomía de los cuerpos de las mujeres y personas con capacidad de gestar y la responsabilidad del Estado en garantizarlo que de manera articulada que había iniciado la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en 2005 estaba en la calle, era masivo y tenía nombre: “marea verde”.

El libro aporta a complejizar los modos de ver las experiencias de abortar"

Mientras este nuevo debate ajusta sus tiempos –el proyecto comenzará a tratarse en el Parlamento el 10 de diciembre– , Dahiana Belfiori accedió a recuperar el proceso de escritura de Código Rosa.Relatos sobre abortos y afirmó: “La legalidad del aborto es una urgencia”.

—¿Qué relectura hacés hoy de esa experiencia narrativa? 
—En su momento comprendí que este trabajo me permitía construir otras narrativas en torno a esas experiencias, que se alejaba de los discursos disponibles e instalados socialmente sobre el tema. Si pudiera abstraerme de la huella que la escritura de este libro dejó en mí y solo me concentrara en la experiencia de lectura actual diría que hay puntos de encuentro. La lectora que soy se encuentra con escenas y reflexiones que me afectaron a la hora de escribirlas y que me siguen interpelando: ese registro afinado con la experiencia singular de abortar, con sus matices, tonos, circunstancias y las emociones y reflexiones que suscita continúa resonando en mí. Siento que está vivo porque aún si tuviéramos ley, como exigimos suceda ya, hay algo que el libro registra que tiene que ver con las preguntas que nos hacemos al tomar la decisión de abortar. 

Lo que en el momento de escritura me interpeló quizás no sea lo mismo que me interpela ahora. O no es lo mismo que pienso en este momento acerca de la propia experiencia de escribir, reescribir y releer el libro a través de las lecturas que otrxs han hecho. Es como si tuviera que hacer un camino a la inversa para encontrar qué preocupaciones o escollos tuve en el momento de escribir y eso es difícil desde la perspectiva que dan los años, en el sentido que los disminuyen o amplifican. 

Hay algo que el libro registra que tiene que ver con las preguntas que nos hacemos al tomar la decisión de abortar”

—¿Qué te ofreció la ficción a la hora de abordar esas historias?
—Es una pregunta que no dejo y que no han dejado de hacerme y que suma densidad a la experiencia de escribir un libro tan particular como este. En principio, encontrar el tono que respetara esas voces que aparecían, las voces de esas mujeres que estaban contando un momento particular de sus vidas. Por otro lado, tenía una pretensión de objetividad imposible de llevar a cabo ya desde la propia materialidad con la que trabajaba: la distancia necesaria para contar la experiencia se acorta, porque estás trabajando con testimonios y el testimonio es algo que está vivo y de alguna manera vibra con vos. Lo que una hace influye en la escritura, por lo que esta pretensión de tomar distancia a veces se me hizo imposible y lo hice carne en el momento de la escritura. El testimonio está vivo por lo que narra en sí mismo y por todos los ecos que produce: en mi caso, por la experiencia de haber abortado, por la experiencia de acompañar mujeres a abortar y por las narraciones que había leído de testimonios de otros momentos históricos de Argentina. 

Cuerpos, discursos, poder y deseo


Lo que une a las mujeres retratadas (en el libro) es algo del orden del poder: aún en condiciones materiales de vida diferentes, acompañadas o no por personas de su entorno afectivo, de diferentes edades, que profesan o no alguna religión, con historias personales muy diversas, ellas asumen que ante un embarazo no buscado pueden abortar, y lo hacen. Deciden, aún en contextos hostiles, sobre su vida y con esa decisión rompen con el mandato de la maternidad obligatoria aquí y ahora”, sostuvo Belfiori.

En ese sentido, la escritora manifestó que “el libro aporta a complejizar los modos de ver las experiencias de abortar, a la vez que produce un acercamiento empático que permite comprender a las mujeres, sus singularidades”

No hay argumentos que disuadan a quien ante un embarazo que no buscó decida interrumpirlo”

Y continuó: “No hay argumentos científicos ni preceptos religiosos que disuadan a quien ante un embarazo que no buscó decida interrumpirlo. Y es éste el centro de la cuestión: de lo que hablamos las feministas, y en estos relatos se pone en evidencia, es de maternidades y de embarazos en singular; de cómo, cuándo, con quiénes transitar esas experiencias vitales y si hacerlo o no. Estas historias también hablan de algo compartido: placer, deseo, dolor, alegría, alivio, amor, encuentros y desencuentros. Creo que es un libro que asume y expone las contradicciones a las que se enfrentan las mujeres tironeadas entre el mandato de ser madres y el deseo de no serlo”.

—Los feminismos reivindican la circulación de la información, de las experiencias como espacios vitales y políticos. ¿Interpretás de este modo a Código Rosa?
—Considero que es un proyecto vital y político en el sentido de que compromete la vida de quien lee y comprometió mi vida al escribirlo. Así como me interpeló su escritura y su lectura a través de los años, sé que ha desafiado a quienes lo han leído. Y apunto a que lo siga haciendo. 

—¿Qué expectativas tenés al respecto al tratamiento del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo enviado por el Ejecutivo nacional?
La legalidad del aborto es una urgencia que se hace mucho más acuciante en este contexto de pandemia. Más que expectativas individuales deseo manifestar la exigencia del tratamiento del proyecto de ley y aprobación de manera urgente que venimos sosteniendo desde la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gatruito. ¡Es urgente, aborto legal 2020!