El proceso de restauración del Museo Municipal de Arte Decorativo “Firma y Odilo Estévez” acaba de cerrar una primera etapa. Un hecho de enorme relevancia para la historia de Rosario, porque en este proceso se podrá observar el hall de la casa de los Estévez, el yacimiento arqueológico más antiguo de la ciudad de la ciudad que data de 1790.

Como parte de la ceremonia de apertura, actores ataviados a la usanza de los antigüos habitantes de la casa y de sus trabajadores domésticos de comienzos del siglo pasado (ama de llaves, cocinero, dama de compañía) recibirán amablemente a las nuevas visitas. El coro Pro Música dará un concierto en el museo y la Jazz Band, en la plaza. Ese día se habilitará, además, la tienda oficial del Estévez, que forma parte del proyecto municipal de Tiendas de Museos, a cargo de Mauro Guzmán.

Este martes 30 de mayo, a las 18.30, volverán a abrirse las puertas del Museo Municipal de Arte Decorativo “Firma y Odilo Estévez” en su ingreso por calle Santa Fe 748, frente a la plaza 25 de mayo, tras la finalización de los primeros trabajos de remodelación y restauración integral. Su directora, la profesora Analía García, dio detalles de la reapertura a Rosario3

-¿Quiénes eran Firma y Odilo Estévez?

-Firma y Odilo era un matrimonio que atesoró fortunas en el comercio de la yerba mate. Odilo Estévez fue reconocido como modelo de comerciante, tanto en la prensa de la Bolsa de Comercio, como en la prensa periódica En Caras y Caretas, en Monos y Monadas. Este comerciante destacado por su innovación tecnológica hizo que la molienda de la yerba mate se quintuplicara y se pudiera exportar modificando el envasado de arpillera por un envasado en lata.

Este matrimonio compra la casona de Melitón de Ibarlucea y de Rita Alcacer en calle Santa Fe al 700, una fachada de casona italianizante blanca, que en realidad llama mucho la atención si nos paramos frente a ella, porque está realizada íntegramente en mármol de carrara, realizada por esta familia Ibarlucea en 1870. En 1920 este matrimonio compra esa casa frente a la Plaza 25 de mayo, en pleno casco urbano de la ciudad de Rosario y contrata dos grandes arquitectos, José Gerbino y Leopoldo Schwartz.

Gerbino es el constructor del Palacio Minetti, así como también la última modificación y restauración de la Catedral de Rosario. En esta conjunción de arquitectos y matrimonio se decide techar el hall central, techar el patio de la familia Ibarlucea, y levantar un gran hall redistribuidor de las habitaciones en la casa, incorporando vitrales de Buxadera (Salvador), paredes enteladas, incorporando un zócalo de aquel afamado artesano Juan Balañá, que fue el tasador del camerino de la Virgen de la Catedral, y estos trabajos de oficios que enaltecen la casona fueron acompañados por una colección de objetos decorativos para la casa de gran importancia. No solo en pequeños objetos de cristales, de vidrio, de Murano, de Burano, los encajes de Venecia, los ungüentarios egipcios, lámparas romanas, egipcias, una cabecita de Venus Griega. En ese sentido hay una profusión de objetos decorativos de nuestras culturas de Nazca, Mochica, Incas, hay vasos keros incaicos, y también una pinacoteca que los enalteció Boucher, David Gerard, Murillo, Rivera, El Greco y un Goya.

-¿Cuál era el punto de encuentro entre las artes y Firma y Odilo Estévez?

-Estos comerciantes rosarinos tenían este gusto por el coleccionismo de arte, sus casonas en el Boulevard Oroño, en el Paseo del Siglo, estaban decoradas con objetos de gran importancia, eran amantes de la pinacoteca, de la escultura, dialogaban con una búsqueda de coleccionismo al igual que otras burguesías en otras partes del mundo. La particularidad es que Firma Mayor, es ella que sobrevive a su marido por veinte años, el muere en 1944, ella en el 64, no habiendo tenido hijos, pero si criando a su sobrina ahijada a quien deja el resto de su patrimonio, decide donar a la Municipalidad de Rosario, a los rosarinos su casa junto con los objetos que la decoraban, que era una decisión de ambos, lo hacía en memoria de su marido, que esa decisión la habían tomado en vida los dos, pero que ella la llevo adelante.

Una mujer que la encontramos en catálogos también coleccionista, una mujer que participó de la Asociación de Amigos del Museo Histórico Provincial Julio Marc, amiga de Julio Marc, y su marido había participado en el Museo Castagnino, en los salones de otoño con anterioridad al museo. En ese sentido ambos participaban de esta búsqueda de arte y ese dialogo profundo con la filantropía y la constitución de los museos en la ciudad.

A partir de esta última restauración vamos a ser testigos de algo que estuvo oculto, que estaba en el Museo, y que es de enorme importancia para la historia de la ciudad…
Mi impronta a lo largo de la gestión fue constituirla no solo como Museo de Arte Decorativo si no como Casa Museo, porque en realidad no solo es testigo, frente a la Plaza 25 de mayo, de la historia de la ciudad, sino que es parte de nuestra ciudad. Esa casona tiene la medianera más antigua de la ciudad de Rosario, que es de 1830, es la medianera de adobe y ladrillos.

Ladrillos en tiempos obviamente posteriores a la colonia que daban a la casa de Uranga, pero también fue custodio, testigo del tránsito de una historia colonial. En ese hall cuando la empresa mecenas del Museo Estévez permite la envergadura de la restauración, de sus desagües pluviales, cloacales, nos íbamos a encontrar en aquello que había sido el patio con el aljibe del matrimonio Ibarlucea. Entonces nosotros hicimos un acuerdo con la Universidad Nacional de Rosario, con Alejandro Vila, el decano de la Facultad de Humanidades, y con el docente de gran importancia, un arqueólogo de gran importancia a nivel nacional Fernando Oliva, quien coordino los trabajos de búsqueda de un yacimiento arqueológico en el hall.

Descubrimos no solo el brocal de aljibe del matrimonio Ibarlucea, porque ese hall antes había sido un patio, y encontramos también los famosos albañales. Los albañales son conductores de agua pluvial que se realizaban en tiempos de la colonia que están datados de 1790. Es decir que en el hall de la casa de los Estévez nos vamos a encontrar con el yacimiento arqueológico más antiguo de la ciudad de Rosario. Vamos a ver como en estos patios se recolectaba agua, el agua potable para aquellos tiempos era algo tan importante. Nos solo restauramos el piso, está en proceso también de restauración el piso de roble de Eslavonia que vamos a disponer, que lo restauramos en un 98%, si no que la empresa constructora que nos avaló y la generosidad de su titular Gabriel Redolfi, permite ver como en otras partes del mundo, una gran ventana de blindex, de vidrio templado, que podemos mirar ese yacimiento protegido y ese yacimiento es uno de los orígenes de la ciudad de Rosario.

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