Natalia Oreiro vive un nuevo pico de fama. El estreno de Nasha Natasha, el documental que relata su travesía en Rusia y que está disponible en Netflix, relanzó su carrera. Ya consagrada, repasó algunos momentos de su vida. Al volver el tiempo atrás y ubicarse en sus comienzos, reparó en una confesión. Nunca completó la escuela secundaria.

"Hice el último año del secundario medio libre y me quedaron varias materias porque me vine a Buenos Aires con 16 años", reconoció la uruguaya. "No debería decir esto porque es muy mal ejemplo, pero nunca sentí el peso. Esa fue mi realidad", le contó a La Nación.

Dada su enorme popularidad en tierras rusas, Oreiro abrió su cuenta de Instagram. Entre sus publicaciones se observan fotos artísticas, casuales y también imágenes de sus compañeros de vida. Se mostró con su marido, Ricardo Mollo y también con su hijo Merlín Atahualpa. 

A propósito de Mollo, el líder de Divididos también creo su cuenta en las redes sociales. Eligió el usuario  @ricardomolloposta para diferenciarse de cuentas fake y poder expresar contenidos vinculados a su vida y su banda.

Fue el año 71 o 72, yo tenía 13 o 14 años, no recuerdo exactamente. Había un grupo de músicos de fines de los ‘60 que, a través de Billy Bond, habían conformado La Pesada del Rock and Roll. Un día, llegaron al cine de mi barrio en Haedo, el Grand Star que quedaba en avenida Rosales, entre Güemes (ahora Montarcé) y Marinos del Fournier. Fuimos con unos amigos a ver el recital. La formación en ese momento era: Billy Bond, Javier Martínez, Alejandro Medina y Kubero Díaz. Allí, descubrí a @kuberodiazz como guitarrista. Me enteré que había sido parte de La Cofradía de la Flor Solar, un grupo de los ‘60 que se formó en La Plata. Me gustó su forma de tocar porque descubrí que no solamente estaban Pappo, Edelmiro Molinari, Spinetta, Claudio Gabis y David Lebon, sino que también estaba él entre los grandes guitarristas locales, con su estilo de rock y blues. Muchos años después, en el ‘92, lo encontré en Brasil y recién ahí tuvimos la oportunidad de hablar. Le conté lo que había escuchado de él y lo que había influenciado mi forma de tocar. Como en ese momento no tenía otra manera de demostrarle mi agradecimiento, le regalé una linterna que llevaba conmigo. Las vueltas de la vida hicieron que nos reencontráramos en este momento tan particular y que me invitara a participar de su nuevo tema: La China del 5to. G. Tengo otras historias con él, pero las voy a contar más adelante. El video completo lo pueden ver YouTube, el enlace lo dejo en las historias destacadas.

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