El último 4 de septiembre, Netflix estrenó Pienso en el final (I’m Thinking of Ending Things), de Charlie Kaufman; tercera película del guionista de ¿Quieres ser John Malkovich?  y director de Anomalisa.

En este largometraje –definición en la que concurren el drama, cierto suspenso y unos guiños al musical–, la pareja de Lucy (Jesse Buckley) y Jake (Jesse Plemons) viaja a la granja de los padres de él.

El trayecto de ida y vuelta es en auto, con una tormenta de nieve que pasa de la posibilidad al hecho. Pero el viaje excede a dos “cuerpos” que se trasladan de la ciudad hacia un páramo blanco interrumpido por un galpón de madera y una casa con sótano. En las 2 horas 15 minutos hay más de un camino.

Durante el periplo, la voz interior de Lucy manifiesta su incomodidad: quiere terminar la relación con ese hombre bueno y culto al que conoció hace “seis o siete” semanas. El hastío de ese soliloquio encuentra obstáculos en citas literarias, cinematográficas, discusiones y paradas inesperadas.

En paralelo a la historia de Lucy, Jake, mamá (Toni Collette), papá (David Thewlis) y los animales de la granja, el portero (Guy Boyd) de una escuela –ya cerca de la jubilación– cumple con la rutina de limpieza nocturna.

Ambos relatos se enroscan en una trama mental fragmentaria que avanza sobre la otredad, el rechazo, los miedos, la soledad, la vejez y el amor romántico. 

El resultado es un film melindroso que por momentos ofrece tensión (de ahí que la calificación diga “thriller psicológico”). Sin embargo, la mayor parte del tiempo conecta con el torrente propio de los pensamientos: acumula capas de información (al igual que la nieve).

Habrá quien se quede con algún segmento o cita en particular pero, como ocurre con casi todo, el recorte siempre es subjetivo (spoiler) como la voz interior de Lucy (de a ratos "Louise", "Lucia") que Jake puede “escuchar”.

Pienso en el final