Este jueves se estrena El clan, la película de Pablo Trapero centrada en los crímenes que la familia Puccio perpetró a comienzos de los ‘80.

El citado “clan”, estaba comandado por Arquímedes Puccio, papel que asume Guillermo Francella en el filme.

En la semana previa al desembarco de la cinta en los cines, el actor dialogó con Alejandro Simonetto en La primera de la tarde (Radio 2). Durante la entrevista, avanzó sobre la trama, al tiempo que contó detalles de la filmación.

—¿Qué sensaciones que quedaron después de ver la película?

—Yo la pude ver hace muy poquito el corte final y me quede muy satisfecho, muy feliz, me gusto mucho lo que vi, es una gran película, con un hecho que parece ficción y es todo realidad lo que ha ocurrido. Con una vigencia actual increíble, no intuíamos que esto que vivimos en este momento podía ser similar a aquello de la década del 80, con la Side (Secretaría de Inteligencia del Estado), y con los servicios, con el delito, y con los secuestros, con los express o los no express, los virtuales o los no virtuales, pero todo lo que traía a consecuencia de lo que era el delito en esa época, que creíamos que era una cama que les habían hecho a los Puccio y en definitiva era todo verdadero. Fue muy intenso pero el esfuerzo valió la pena. Hoy que lo vemos estoy más que feliz. Y encima la devolución que nos hacen todos los que la han visto es unánime, que ha gustado y muchísimo, así que cuando se traslade a los cines en todo el país yo creo que va a haber la misma respuesta.

—¿Cómo se fue gestando el proyecto?

—Fue un proceso muy intenso que arrancó con los ensayos, hace mucho tiempo que estamos trabajando junto a Trapero (Pablo). Él ha hecho una investigación muy exhaustiva de lo que era esta familia. Pudo hablar con familiares de los deudos, con amigos de ellos mismos, con jueces intervinientes en la causa como Piotti (Alberto) o Servini de Cubría (María Romilda). Entonces, teníamos muchos elementos de cómo había sido todo el proceso de los Puccio en la década del 80, más allá que los delitos los conocíamos, se investigó cada delito y cómo fue. No había muchos testimonios visuales, de videos en esa época, no teníamos muchos elementos para construirlo como si conociéramos mucho a un personaje y tratás de emular su modo de decir o de andar, de hablar o de mirar. Pero fue muy útil todo lo que se investigó para poder construir algo entre nosotros, para poder entrar en la convención de lo que fue este caso, para mí uno de los más emblemáticos policiales de la República Argentina.

Peter Lanzani Guillermo Francella
Peter Lanzani y Guillermo Francella caracterizados como Alejandro y Arquímedes Puccio, respectivamente.

—Esta familia en la vida real, secuestraba, extorsionaba y a sus víctimas las tenían cautivas en su propia casa…

—Cuando él trabajaba para los “servicios”, él hacia esa sección que ellos la denominan “hotelería”, que es al secuestrado él lo llevaba, y parece que era muy efectivo en lo que hacía. Cuando llega la democracia se acaba toda posibilidad de continuar con ese delito, lo siguió ejerciendo como mano de obra desocupada por la ambición personal y metió a toda la familia en esto. Más que meterla eran cómplices en silencio. A los hijos, como “Maguila” y Alejandro que participaban del delito, de los secuestros, de los rescates y de todo. Pero encima eran conocidos de ellos y luego los mataban porque los reconocían. Era terrible, era algo que te pellizcabas para ver si era verdad. Y después hubo unos testimonios de Arquímedes, medio viejo ya, en el final de su vida, libre, esta cosa rara de nuestra justicia. Libre, caminando por General Pico (La Pampa) con una novia de 40 años y un periodista que lo increpa y le pregunta si no se sentía arrepentido. Él, con arrogancia, dijo: “¿De qué? Era una guerra esto, a mi también me mataron gente”. Como que era un soldado y que esto lo hacía por un tema político. Nada que ver. Así que fue muy duro. A veces terminábamos el rodaje abatidos por el contenido en mismo, pero creo que valió la pena.

—Después de ver la película y ver tu caracterización como Arquímedes, me imagino que te debe haber demandando un enorme trabajo de concentración y enfoque con el personaje…

—Estuve meses enfocado en este personaje, en este chacal. Sí, sí, de eso tratamos. Buscamos por todos los medios eso.Tratar de explorar y de buscar desde lo actoral algo diferente. Para mí fue un ejercicio fantástico, sobre todo desde el punto de vista de como actor no reconocerme en lo interpretativo sin apelar a ningún recurso donde yo puedo hacer lo habitual en mí, no encontrarlo, no ver una mirada mía ni nada mío. Me pareció interesante a mí como actor, que me pase. Me encanta tocar contenidos de estas características o distintos, heterogéneos; pero que no sean uno igual a otro. Esto a mí como actor me enriqueció mucho y fue muy placentero. Más allá de no tener comunión con el universo que transitábamos y todo, pero que estuvo interesantísimo todo el proceso. Y muy metidos, muy metidos, desde los ensayos hasta el cambio estético, de la panza sintética, de las canas...Más allá de eso, de todo eso, tenía un enorme grado de concentración, sino, no lo podría haberlo hecho.

—Cuando un actor marca hitos o trabajos importantes que en su carrera, ¿ves tú caracterización de Arquímedes Puccio como uno de esos hechos?

—Si, claro que sí, claro que sí. Para mí la película va a marcar un surco, para mí es una película muy importante para la Argentina. Bien con el sello Trapero. Una película, ni que hablar, que lleva el sello real y todo lo que ha ocurrido con esto y que ha pasado. Veremos que va a pasar con el público, pero tengo mucha ilusión por lo que viene pasando en las privadas en las que la gente sale extasiada