Chiquita Machado presenta este viernes a las 21 en Distrito Siete (Ovidio Lagos 790) Té verde, su segundo disco: una “nueva infusión” –como se canta en la letra– que se toma en taza y en la colectiva se vuelve marea.

Tras ocho meses de trabajo – preproducción, grabación, edición y arte– el sucesor de Chiquita Machado (2018) se corta en seis tracks en los que se escucha cumbia cruzada con otros géneros. La fusión con sonoridades norteñas y un tono más santafesino al ritmo tropical asoman como marcas distintivas al oído en esta segunda placa.

“El trabajo de armado de Té verde fue más minucioso. El primer disco fue más inmaduro y te das cuenta en la preproducción, ¿no? Se nota a la hora de hacer que un sonido o la canción en sí brille más”, explicó la bajista Eugenia Cadel Damianovich a Rosario3.

Pero la música no es la única marca que distingue este opus con seis temas propios: también está lo que se dice.

“El feminismo nos ha atravesado a todas en particular y como colectivo. El hecho de participar de las marchas o de pertenecer a colectivos hizo que nos retroalimentáramos. Y eso influyó también en las letras. Esto es algo que logramos entre las nueve y nos abraza”, apuntó Eugenia.

El plural tiene nombres: Marina Calvagna, en voz líder y composición; Camila Depaoli, en acordeón, coros y composición; Victoria Chenna, en teclados, coros y composición; Julia Capoduro, en guitarras; Cintia Venier, en batería; Luciana Harreguy, en percusión y accesorios; Graciela Amato, en trompeta, coros y composición; e Irina Marcus, en clarinete.

Chiquita Machado nació y se crió en Rosario en 2011. Siete años después editaron el primer disco.

Ya casi nadie les pregunta “por qué armar una banda sólo de «chicas»" y, desde entonces, algunas cosas han cambiado. La Ley de cupo femenino y acceso de artistas mujeres a los escenarios argentinos –por ejemplo– logró el último mayo la media sanción en el Senado nacional (el mismo cuerpo que, un año atrás, mancaba la posibilidad de que la IVE se convierta en un derecho).

Así, la marea verde le puso números al sujeto político feminismos (en plural).

“A nosotros no ha cambiado mucho. Principalmente, en lo que tenemos para decir. Y no es solo la letra o el decir hacia afuera sino también para cada una nosotras. Creo que esto es un proceso, más allá de pensar que se va a caer y de la expectativa que tenemos, la deconstrucción es un trabajo. Y es un trabajo que nos deja satisfechas”, abundó la entrevistada.

“Nos ha pasado que, porque la cumbia es un ritmo que se baila…te piden que sonrías. Hace un tiempo nos dijeron que nos faltaba «hambre de escenario». Y lo que estaban reclamando era esa risa complaciente. Bailar y divertirse no implica eso. Nosotras buscamos divertirnos con lo que a nosotras nos parece divertido y que, no es casualidad, es lo que le pasa a otras también”, concluyó Eugenia.

Para el recital de este viernes, las Chiquita Machado tienen previsto presentar Té verde completo y también las canciones del primer opus con un sonido remozado.