La arista positiva de este sistema de rastreo es que la gente sale a sociabilizar. No sería extraño que luego de todo este impulso por correr y buscar a un Pokemon, surjan nuevas amistades o quizás nuevas parejas.

Es una posibilidad de abrirse y salir al encuentro con otros. Fomenta la comunicación con el exterior cuando se tiene una vida sin contacto con otros.

Tal vez, alejarse de la realidad sea favorable cuando no se quiere ver actos de violencia, de abusos o de corrupción, por ejemplo. Porque esta realidad virtual está diciendo de alguna manera, que se desea que lo virtual pueda llegar a hacerse una realidad auténtica e inofensiva.

¿Y qué pasa cuando lo virtual supera la realidad? En estos momentos algunos docentes del país están preocupados por la falta de interés de los alumnos en sus materias, y a más de uno se le ha ocurrido integrar al Pokemon en sus pruebas.

Una docente en crisis necesitaba recuperar la atención de sus alumnos. La  joven maestra de Rosario decidió adaptar una prueba de biología a la aplicación Pokemon Go.

Marisol le contó a Rosario3.com que sus estudiantes de la Escuela de Educación Técnica N° 625 Carlos Guido y Spano no hablaban de otra cosa por lo que decidió armar un examen de "Pokegenética". ¿Cómo lo hizo? Usó las criaturas virtuales para reemplazar conceptos del programa del año. "En lugar de usar semillas y plantas tomé pokemones y los adapté a la teoría", reveló.

A mi entender Marisol estuvo acertada en su método para atraer la atención de sus alumnos, porque ellos han podido tener familiaridad con esta nueva aplicación denominada “Pokemon”, producto de la realidad virtual.

Y así como esos estudiantes, ¿es posible evadirnos de la realidad?

Cuando la aparente realidad pretende dañar y hace que perdamos la esperanza y la confianza en nuestro futuro, es probable que pueda ser beneficioso irnos a un plano donde esta alternativa desfavorable no se haga realidad en los pensamientos y que, contrariamente nos llene de alegría y aspiraciones cumplidas.

Un ejemplo que me lleva a la reflexión es cuando los hijos de Israel fueron liberados de la esclavitud en Egipto y Moisés los condujo por el camino a la Tierra Prometida.

Pasaron por una “realidad” que los hacía dudar si habían hecho bien en continuar con el objetivo de lograr su liberación completa.

Pero más allá de lo que los sentidos humanos mostraban, Moisés estaba dispuesto a demostrar que vivirían una experiencia real, cuando dividió el Mar Rojo en dos, haciéndolos pasar por el medio sin ser tocados ni heridos.

Una cita del libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, menciona: “Así como los hijos de Israel fueron guiados triunfalmente a través del Mar Rojo, el oscuro flujo y reflujo de las mareas del temor humano … así la idea espiritual guiará todos los deseos justos en su pasaje del sentido al Alma, de un sentido material de la existencia al espiritual, hacia la gloria preparada para los que aman a Dios. La Ciencia majestuosa no se detiene, sino que va delante de ellos, una columna de nube de día y de fuego de noche, conduciendo hacia las alturas divinas”.

Cada vez que pasamos por toda clase de dificultades, tal vez, haya una guía “virtual” que nos está conduciendo hacia un lugar más confortable, a un lugar intangible para los sentidos, pero real para el pensamiento espiritualizado.

Deja de lado las evidencias humanas y reconoce la esencia y realidad que va más allá del mundo físico.

Déjate guiar por “una columna de nube de día y de fuego de noche” (que representan la protección divina).
Esta dirección hace que vivas libre de preocupación y conflictos manteniéndote firme en tus ideales.
Persigue a tu Pokemon… pero además, persigue el verdadero estado de tu ser real y perfecto ahí mismo donde parece estar la imagen invertida.

Tienes la oportunidad hoy mismo de usar tu ingenio… ¡y encontrarlo!

Elizabeth integra el Comité de Publicación, en Argentina, y escribe reflexiones desde su perspectiva como profesional de la Ciencia Cristiana. Síguela en Twitter: @elisantangelo1   -  Facebook: Elizabeth Santangelo de Gastaldi