—Hola, ¿cómo está? Hoy, lleveme al lugar donde el político les habla a los jubilados. ¿Se enteró? ¿Sí? Es bueno. Alguien tiene que acordarse de que aún pensamos, sentimos, estamos. Podemos aportar experiencia que ellos no tienen porque hemos vivido muchos años, pero aún no nos han enterrado. Ja.

—Ya lo creo. Mi papá y mi suegro también van. Es inteligente el candidato que piensa en las personas mayores. Necesitan vivir mejor, como todos, o quizás más que todos, por los achaques propios de la edad, ¿no? Y dígame doña, ¿puedo preguntarle a quién va a votar?

—Voy a votar a los que piensan en las próximas generaciones, no en las próximas elecciones. Y me estoy preparando. Lo primero que hice, fue cerrar el televisor para no mirar la propaganda que hacen los partidos políticos, que gastan tanto dinero en publicida. aburrida y poco inteligente. Resulta imposible no pensar cuantos comedores comunitarios pudieran ser asistidos en lugar de ese despilfarro que no convence a nadie. Usted vio que no hablan de proyectos. Comunican lo que no les gusta (como si a nosotros nos gustara) y no dicen cómo van a solucionar los temas vitales que aquejan a toda la sociedad, desde los niños a los ancianos. (menos a los corruptos, claro). 

—Mi señora y yo estamos entre los indecisos. ¿La verdad? Confunden. Queremos saber qué van hacer con los problemas que tenemos, pero no. Solo hablan de lo bien que hicieron o están haciendo las cosas y como se equivocan los contrarios. Y nosotros los necesitamos porque mire que hace años que muchísima gente vive muy mal en nuestro país y cada vez tenemos más y más violencia. Ya que usted estará en una reunión pídales que hablen sin el casette puesto, repitiendo chicanas mediocres y diciendo lo bien que estamos si son los del gobierno o lo mal que estamos si son contrarios. Nos tratan como si fuéramos estúpidos. La otra noche escuchábamos a un ex juez, que hablaba de la falta de justicia, desde hace muchos años. Si él lo dice, que es un juez, y además escribió un libro explicando, ¿qué podemos pensar nosotros? 

—Sin justicia, no hay futuro posible. ¿Y qué me cuenta de las ONGs? A nosotros no nos llamaron nunca. De manera que no sabemos que van hacer con los enfermos que necesitan tratamientos para las hepatitis. Algunas obras sociales los niegan y en los hospitales no alcanzan para la gente sin recursos. Bah, hay muchas cosas para preguntarles, pero me temo que no nos escuchen. Hablan todo lo que tienen preparado y no dejan lugar a las preguntas. Bueno, cuando lo encuentre la semana que viene, le cuento. Mientras tanto usted y su señora piensen en sus hijos, y abran los ojos. No puede ser que nos sigan engañando. Mire, ya llegamos y se ve poca gente. Nosotros también tenemos la culpa de lo que nos pasa. Nos quedamos en el rezongo y no hacemos nada. Una vez que invitan deberíamos estar todos los que podemos y hacernos sentir. Estar grandes no es estar muertos. ¿No le parece?