Los Fondos de Asistencia de Necesidades Inmediatas (Fani) son partidas que el Ministerio de Educación de Santa Fe entrega a establecimientos y que, como su nombre indica, deben ser justificados por circunstancias acuciantes. En Ludueña, barrio que es noticia a diario por casos de homicidios, extorsiones a comercios y hasta comisarías baleadas, el anuncio de la construcción de un muro en torno de una escuela, aunque insólito en la Argentina, no sorprende.

"La escuela se encuentra atravesada por la violencia como nunca", aseguró el delegado Regional del Ministerio Osvaldo Biagiotti, al confirmar que el Estado invertirá 2,5 millones de pesos en la construcción de un muro antibalas alrededor del edificio de Teniente Agneta y Humberto Primo, donde funcionan un jardín, una escuela primaria, una Eempa y talleres de oficios.

“Alguna vez, la muerte de un chico tiene que ser el final de algo, tiene que servir para que las cosas cambien”, había expresado el fallecido cura salesiano Edgardo Montaldo, que fue velado el 26 de diciembre de 2016 en la Nº 1.027 Luisa Mora de Olguín, también conocida como la escuelita del Padre Montaldo y pronto a ser amurallada. Esa aspiración cada día contrasta más con la realidad dura. El anuncio del muro es prueba de ello. También lo es la saga de violencia callejera que no da respiro.

En febrero, una veintena de chicos de entre seis y siete años tuvieron que ponerse cuerpo a tierra en medio de las balaceras que se registraron en plena tarde alrededor del club Montaldo, a una cuadra de la escuela, por Teniente Agneta al 100 bis.

El mismo club apareció mencionado en una investigación que se conoció el mes pasado cuando la Justicia acusó Mauro Gerez como “jefe de sicarios” de una organización criminal tributaria de la banda Los Monos. Testimonios señalaron que este joven, nacido y criado en ese barrio –donde fue asesinado uno de sus hermanos– se encargaba de reclutar para su banda “soldaditos”, es decir adolescentes vulnerables que iban al club, a cambio de botines, zapatillas y guantes. Mano de obra barata y fungible que pueda pasar de víctima a victimario según como soplen los vientos de la violencia callejera.

La otra gavilla de turno que suena detrás de varios hechos de violencia, enfrentada a Gerez y sus soldaditos en la calle, no se queda atrás en la captación de menores. Una semana atrás se ventiló el caso del apodado Tortuga, un menor de edad que está señalado de ejecutar, en nombre de una banda conocida como Los Riquelme, a Brian Ortigoza, en febrero pasado. El pibe ya entró en el circuito de institucionalización penal y se encuentra detenido en el ex Irar.

Ludueña, Empalme Graneros y Larrea suman, en lo que va de 2022, 30 crímenes, según registros de acceso público e información periodística. Y la cifra asciende si se toman casos de barrios aledaños. Este viernes al mediodía, un hombre fue baleado en Campbell y José Ingenieros y se debatía entre la vida y la muerte en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca).

También este año, el sábado 19 de febrero, la nada prestigiosa comisaría 12ª, de Casilda y Solís, fue tiroteada, al igual que la sub 24ª, de Sabín y Juan José Paso, en la misma jornada.

El trasfondo de esos ataques nunca se develó. Dos días después, marchó preso Cristian “Larva” Fernández –señalado como compañero de andanzas de Gerez– como presunto responsable de los atentados. Más que rumores, nada pudieron probarle. En abril, ya en la calle, Larva fue ejecutado, en una hecho que azuzó aún más la espiral de venganzas.

Aunque el derramamiento de sangre parece haber aminorado en las últimas semanas tras la seguidilla de allanamientos y detenciones para frenar las broncas entre la gente de Gerez y Riquelme, el foco ahora está en las extorsiones y balaceras que sufren emprendimientos barriales.

La semana cerró con el anuncio del dueño de dos carnicerías que fueron blanco de tiros y mensajes extorsivos. Todo apunta a que diez personas quedarán sin trabajo. Al dueño le pedían 60 mil dólares y luego 25 mil. El sábado balearon el negocio de Formosa al 100, y el pasado miércoles, el ubicado en Junín y Teniente Agneta.

Además, hubo balas para un bar de Urquiza y Magallanes. Y para un lavadero industrial de Liniers al 600 bis. Y a un almacenero de Camilo Aldao y Juan José Paso le dejaron una nota para exigirle 5 mil dólares. Ello, por contar solo los casos que trascendieron.