Dos policías provinciales que supieron trabajar codo a codo con fiscales fueron acusados de filtrar información a un ex policía condenado por su relación con la banda de Los Monos, actualmente prófugo, y también a un barrabrava de Newell’s, Guillermo “Chupa” Sosa, que está preso desde mayo pasado como presunto ideólogo del asesinato de Nelson “Chivo” Saravia, otro referente de la pesada leprosa que fue ejecutado por un grupo comando que entró a su casa en octubre de 2021.

El sábado, el subinspector David Luciano Esteban “Lucho” Arellano (41) y el suboficial Marcos Ezequiel Barúa (31) fueron detenidos en sus domicilios de Villa Gobernador Gálvez y barrio Alvear por orden de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos.

A la par, el personal de la Agencia de Control Policial (ACP; ex Asuntos Internos) allanó una peña donde se desarrollaba un asado de jefes policiales retirados y en actividad, en un galpón de Guatemala al 2200, e incautó los teléfonos del policía Marcelo “Malevo” Mendoza, veterano de la antigua dirección de Drogas Peligrosos, cuyo último destino –antes de ser pasado a disponibilidad– fue la jefatura del Departamento Villa Constitución; y del comisario general retirado y hasta ayer funcionario de la Municipalidad de Granadero Baigorria, Alejandro Franganillo, otrora nombre de peso en Drogas. En el lugar, había una caja fuerte con 20 mil dólares que fueron secuestrados.

La Fiscalía presentó evidencia para acreditar la presunta connivencia de “Lucho” Arellano y Barúa con sectores sucios de la fuerza y con la narcocriminalidad. Pero también del lobby que, como investigadores, realizaron para dar impulso a una causa por interés del barra Chupa Sosa, quien mantenía estrecho vínculo con José Raffo, un policía que fue condenado en 2017 por integrar la banda de Los Monos.

Chupa Sosa, además, está imputado desde su caída en mayo de 2022 como representante de los intereses de Leandro “Pollo Vinardi”, uno de los jefes de las células de Los Monos que controlan la barra rojinegra en nombre de Ariel “Guille” Cantero.

Los fiscales Matías Edery y José Caterina imputaron a Arellano por asociación ilícita, encubrimiento y violación de secretos. Y a Barúa, incumplimiento de los deberes de funcionario público y asociación ilícita.

A Arellano, que ingresó a la fuerza en 2007, en 2016 ingresó a la ex PDI –hoy AIC– para trabajar como brigadista de Homicidios, le atribuyeron a haber mantenido un contacto fluido con y filtrarle información al exonerado Raffo sobre los movimientos de Andrés Antonio Mauro, un personaje oscuro que terminó detenido en abril de 2022 como homicida de un sobrino del barrabrava Chupa Sosa. Raffo, a su vez, le reportaba los avances al propio Chupa, señala la investigación.

Dos meses antes de la caída de Chupa Sosa, es decir en marzo de 2022, un informe resumió una versión que circulaba en los corrillos policiales y judiciales.

El rumor señalaba que Chupa Sosa, buscado como responsable del asesinato del Chivo Saravia, tendría conexiones con el efectivo de AIC Luciano Arellano. Que este era quien le reportaba a Chupa sobre cada paso que daba la policía en cuanto a su captura, y por ello no era posible dar con su paradero.

Y que Arellano también tendría como asociado a Juan Raffo, quien obtenía cobertura para trabajar en negocios no santos por su relación de amistad con el comisario Marcelo “Malevo” Mendoza, ex jefe de la Dirección de Drogas Peligrosas (Digedrop) y, hasta mediados de enero de 2022, subjefe de la Unidad Regional II. También el informe aseveraba que Sosa tendría el apoyo de Guille Cantero y “Pollo” Vinardi.

Esos rumores, señaló la Fiscalía, fueron corroborados posteriormente, sobre todo con el peritaje al celular secuestrado a Chupa Sosa.

Chupa fue detenido en mayo de 2022 en Vibras, un bar de Villa Gobernador Gálvez vinculado con Los Monos. Desde entonces se encuentra en prisión preventiva como instigador del crimen del Chivo Saravia. De su teléfono surgieron jugosos chats con Raffo que, a partir de su sociedad con Arellano y la información fina que este manejaba, le reportaba a Chupa Sosa cada paso en la investigación para dar con Mauro, señala la imputación.

Además, un testimonio de un jefe de la AIC señaló que en abril de 2022 fue detenida Brenda Barboza, pareja del narco preso Nelson “Pandu” Aguirre, en la causa que investiga la banda de Ariel “Viejo” Cantero. Cuando Barboza fue trasladada a la base de AIC se la escuchó decir “¿Acá está Lucho?”. Y al ser consultada sobre a qué Lucho refería, Barboza dijo: “Lucho de la PDI”.

“Lucho es pareja de mi amiga Carla y amigo de mi tía”, se le escapó decir a Barboza. Por lo que, al escuchar eso, el jefe de AIC lo relacionó con los comentarios que se venían escuchando respecto de “Lucho” Arellano y de su supuesta connivencia con algunos malvivientes. También se sabía que Arellano tenía vinculación con Raffo, el policía que había sido condenado en la causa de Los Monos, señala el informe presentado por la Fiscalía.

Los homicidios de Andrés Alejandro Monte, en agosto de 2021 en Vera Mujica al 2800, y de Ángela Susana Oviedo, en Centeno al 2600 en octubre, habrían tenido como trasfondo un conflicto de Chupa Sosa, que era tío político y cuñado, respectivamente, de las víctimas con Mauro y el Chivo Saravia.

A día siguiente del crimen de Oviedo, el 23 de octubre, el Chupa habría ordenado la ejecución de Chivo Saravia como venganza.

En el caso de Barúa, que llamaba “tío” a Sosa –por estar en pareja con una sobrina del barra– le atribuyeron “proporcionar contactos policiales e información a Chupa Sosa para la comisión de actividades ilícitas, en alguna de las cuales incluso también participaba”, señaló la Fiscalía.

Para ello, los fiscales presentaron una serie de diálogos rescatados del teléfono del barrabrava, que datan del 19 de abril de 2022, cuando ya Sosa ya tenía pedido de captura y parecía moverse a sus anchas por las calles. Charlas con Barúa y un tal “Menor 11”.

Sosa: “¿Cómo andás, pariente? Escuchame, después de la seis, seis y cuarto, viste por la cortadita donde fuiste a buscar la moneda esa vuelta, te voy a estar esperando ahí, venite con un auto boludo, no vas a venir en moto, boludo, así ya rajamos para el norte. Traete tu pipita (por arma de fuego)”.

Barúa: “Tío, ahí estoy manejando. Apenas llego a mi casa te contesto, ahí en diez minutos (…) Bueno, después voy y ya partimos y hacemos eso. Sí sí, la llevo”, dijo Barúa en alusión a que llevaría su arma.

Al mismo tiempo, el Chupa coordinaba vía mensajes con el contacto agendado como Menor 11, no identificado a la fecha, y le decía:

“Preparate que seis y media, seis y cuarto, voy a estar en la cortada, yo, y arrancamos para el norte. ¿Me entendés? Vamos a ir a una recorrida allá”.

Dos horas más tarde, Sosa le indicó a Menor 11 que salga que su “sobrino”, o sea Barúa, ya estaba afuera y lo esperaba: “Escuchame, salí ahí afuera. ¿Vos estás en lo del viejo? Salí que está mi sobrino, boludo, mi sobrino que es cobani. Salí que está en la cortada, jovencito el pibe, es cobani, va a ir con nosotros a trabajar”.

Al finalizar la audiencia la jueza de primera instancia Verónica Lamas González les dictó la prisión preventiva por el plazo de ley de hasta dos años, luego de rechazar los pedidos de sus respectivas defensas para morigerar esas medidas cautelares.