La investigación por el crimen del recluso Agustín De La Encina Cappelletti, ocurrido en enero pasado en la cárcel de Piñero, tuvo otra novedad esta semana. Los dos agentes penitenciarios que estaban imputados como presuntos partícipes primarios, Julián Ezequiel Aguirre (25) y Gustavo Ezequiel Raimondi (30), quedaron en libertad tras una audiencia de cámara que se llevó a cabo este miércoles.
La resolución fue brindada por el camarista Javier Beltramone este miércoles al mediodía, quien además ordenó el pago de una fianza de dos millones de pesos para cada imputado e impuso la prohibición de salida del país y de acercamiento a los familiares de la víctima.
La audiencia se celebró por pedido de las defensas particulares a cargo de Maximiliano Rupani, Federico Laurito y Sergio Larrubia. Fue Rupani quien explicó que la apelación se debió al rechazo en primera instancia a medidas alternativas a la prisión preventiva, y agregó que en la causa no había nuevos elementos y no existían riesgos procesales para que los penitenciarios continúen detenidos.
La fiscal María de los Ángeles Granato se opuso al planteo de los defensores al indicar que había peligro procesal. No obstante, el juez hizo lugar a la petición de los abogados de los agentes.
El pasado lunes, en esta causa, quedó preso el penitenciario Hernán Eduardo Peralta, que ya estaba acusado en la causa, pero transitaba el proceso en libertad. Al momento del crimen era el superior de Aguirre y Raimondi, quienes lo sindicaron de haberles dado la orden de abrir las puertas a la población carcelaria para que matara a De La Encina Cappelletti. Ahora, quedó ubicado como el presunto instigador.
El caso
Por los datos que se desprenden del legajo, a las 17.22 del 13 de enero, dos internos de identidad aún no identificada del citado pabellón agredieron con golpes de puño y elementos cortantes a la víctima, obligándola a ingresar a la celda de seguridad del mismo pabellón.
Transcurridos cuatro minutos en el interior de dicha celda, el celador suboficial subayudante Raimondi, en un claro abuso de su función, abrió la puerta de acceso al patio externo del pabellón, donde se encontraba parte de la población carcelaria, permitiendo el ingreso de aproximadamente cuatro varones, quienes comenzaron a agredir a De La Encina.
Segundos más tarde, Raimondi abrió la puerta de acceso al patio interno del pabellón, dejándola entreabierta y, posteriormente, Aguirre la franqueó totalmente, permitiendo de este modo que ingresara un gran número de internos a la celda, donde atacaron mortalmente a la víctima. Luego, los agresores se retiraron por ambos accesos.



