Un juicio en el que se debatirá la responsabilidad de un joven oriundo de Capitán Bermúdez en el crimen de Natalia Maldonado, asesinada en enero de 2021 en Granadero Baigorria, comenzó este miércoles en el Centro de Justicia Penal de Rosario.

La víctima, una joven transgénero, se encontraba en la casa de una familia amiga cuando arreciaron disparos que no tenían un blanco fijo. El ataque, según la prueba recolectada, se enmarcó en el conflicto entre dos grupos delictivos del Cordón Industrial.



El tribunal integrado por los jueces Hebe Marcogliese, Pablo Pinto y Paola Aguirre está a cargo del juicio. Axel Michael Zapata (24) fue quien llegó al debate como el conductor del auto desde el que se bajó a disparar el homicida.

La acusación, a cargo del fiscal Adrián Spelta, explicó que el 9 de enero de 2021, cerca de las 23.25, desde un Chevrolet Onix manejado por el acusado Zapata, un joven identificado como Leandro Saravia –fallecido en marzo de este año– disparó contra un grupo de que escuchaba música en la vereda de en Montevideo al 1300, en barrio Salsipuedes.

Natalia Maldonado murió en el hospital Eva Perón por un balazo que recibió en el tórax mientras que Ricardo F. fue herido en uno de sus brazos.

El expediente señala que Natalia Maldonado estaba allí porque era amiga de Ricardo F., un hermano de Pablo “Finito” Sosa, ligado al hampa baigorriense y asesinado hace dos años. 

Según la investigación, como respuesta al ataque Finito sacó una pistola y “corrió a los tiros” a los agresores. “Le di a dos”, aseguró Finito en un chat recuperado de un celular secuestrado. Y un ladero persiguió en moto a los agresores, que escaparon a Capitán Bermúdez y se cambiaron de auto a una Kangoo roja con la siguieron hacia San Lorenzo.

Finito Sosa, asesinado siete meses después de la muerte de Natalia.

En el contraataque, Zapata resultó herido de bala en el omóplato, razón por la que debió acudir a la clínica Dr. Ghio, de San Lorenzo, en donde horas después quedó detenido. Días después, su casa en Capitán Bermúdez recibió 30 balazos.

Saravia, el otro acusado que fue arrestado tiempo después, falleció en marzo de 2023 producto de un cuadro de tuberculosis, motivo por el que no fue acusado en juicio. Había sido incriminado a partir de huellas dactiloscópicas halladas en el Onix.

Por este hecho el fiscal Adrián Spelta acusó a Zapata de homicidio agravado por uso de arma de fuego en grado consumado y en grado de tentativa y solicitó al tribunal que lo condene a 25 años de prisión.

Por su parte, el defensor Mariano Scaglia alegó que Zapata no fue autor de los delitos de los que se le acusa y que no efectuó ningún disparo, lo que quedó probado con el resultado negativo del dermotest que se le practicó, por lo que solicitó a los jueces la absolución del acusado.

"Yo soy amigo de la infancia de Natalia, porque ella jugaba a la pelota con nosotros, antes era hombre y después se hizo mujer, todos la respetábamos, la queríamos mucho. Era muy sonriente, siempre muy alegre. Ella agarró un terreno fiscal y vivía en calle Eva Perón al fondo; sin numeración”, recordó un testigo a Maldonado.

Y aseguró que Natalia recibió los disparos cuando cubrió con su cuerpo a una hermana de Sosa que estaba embarazada.

Finito Sosa, uno de los protagonistas del expediente, fue acribillado en agosto de 2021 en barrio Tiro Suizo de Rosario, tras ser secuestrado y torturado. Tenía causas abiertas como un pistolero polirrubro vinculado con el barrabrava de Newell's Marcelo “Coto” Medrano, también asesinado.

Por el crimen de Finito, fue imputado como instigador Fernando “Enano” Morel, un recluso ligado a los Monos.

En la noche del crimen de Natalia Maldonado, el propio Finito Sosa declaró al personal del Comando Radioeléctrico que el ataque fatal se debió a “diferencias” con gente “pesada” de barrio Copelo de Capitán Bermúdez.

“Esta gente hace algunos días vino a comprar armas a Baigorria por 100 mil pesos, pero la compra no llegó a concretarse porque les robaron en el camino”. Finito sostuvo que a él lo culparon por ese robo y por eso atacaron a tiros a su familia.

Según otro testimonio, los de Copello le recriminaron Finito no haber entregado al responsable del robo, que sería un pibe del barrio que vivía a 150 metros de Montevideo al 1300.