Mientras continúa el misterio sobre las motivaciones y los autores del doble crimen de un taxista sanlorencino y un pasajero que fueron acribillados la semana pasada en barrio Tablada, la circulación de armas sigue a la orden del día en ese sector de la zona sur. El sábado último, personal policial secuestró una pistola y un revólver en Colón y pasaje Rezzara, a escasos 300 metros del lugar de las ejecuciones. Por ello, dos jóvenes de 20 y 26 años serán imputados por la portación ilegítima del armamento este martes ante el juez Mariano Aliau.

El procedimiento que sacó de circulación a una pistola 9 milímetros y a un revólver 22 –con números de serie ambos– tuvo lugar, de acuerdo con fuentes policiales, a las 11 del sábado en momentos en que personal de la Policía de Acción Táctica (PAT) observó a tres varones en “actitud sospechosa” en la boca de un pasillo.

El intento de identificación generó una persecución por el corredor y “sin perder de vista” a los sospechosos el personal de PAT terminó aprehendiendo a tres varones, dos de los cuales tenían armas: un revólver calibre .22, con dos balas en el tambor, y una pistola 9 milímetros con 10 municiones y un proyectil en la recámara, prácticamente lista para disparar.

Leon G. (20) y Joel Q. (26) serán llevados a audiencia imputativa por la fiscal Guillermina Torno este martes. Mientras que el tercer involucrado quedó a disposición del juzgado de Menores.

De entrada, sin embargo, quedó descartada la posibilidad de que alguna de las armas secuestradas recientemente sea la usada para matar al taxista José Luis Assale (63) y a su pasajero Carlos Uriel Acosta (22), quienes recibieron disparos mortales con una pistola .40 en la noche del martes pasado en Chacabuco y Doctor Riva.

Los investigadores no descartan que los homicidas hayan “mejicaneado” a Acosta, que acaso llevaba consigo drogas traídas de San Lorenzo, según se especula. Además, la policía no encontró ni la billetera ni el teléfono celular del taxista.

Existe una versión que indica que las víctimas fueron atacadas por gatilleros que salieron de una casa cuando el taxi esperaba que subiera una pasajera que habían ido a buscar para regresar a San Lorenzo, indicaron fuentes de la investigación. Otra especie, en tanto, señala que los dos sicarios se movilizaban en moto y actuaron ni bien el taxi llegó al destino marcado por el pasajero Acosta.

En los minutos posteriores al ataque la policía salió a la caza de sospechosos y aunque la batida arrojó resultados, no hay sospechosos detenidos por el doble crimen.

La policía se dirigió a domicilios relacionados a viejos conocidos del delito en ese sector de Tablada. La vivienda de Ayacucho al 4300 (esquina pasaje 419) donde vive Leila Schmitt, una mujer allegada al convicto Alan Funes, que está preso desde 2019 pero según investigaciones aún mantiene ascendencia en la economía delictiva del Cordón Ayacucho.

Allí, según se reportó, la Policía halló una pistola 9 milímetros en el techo de la casa. Leila, Uriel Maximiliano G. y Carlos Joel D.V., quienes al parecer estaban en la vivienda, quedaron en libertad puesto que a nadie pudo atribuirse la portación del arma hallada.

Cerca de allí esa noche también cayó detenido en la puerta de su casa, en Uriburu al 200, E. Stankevicius, familiar del apodado Campera, un personaje del hampa de Tablada que se encuentra alojado en la cárcel de Coronda acusado por un crimen y a su vez recientemente imputado como un engranaje de la facción de los Monos liderada por Cristian “Pupito” Avalle.

La Policía reportó el hallazgo de una pistola .380 dentro de un morral que llevaba el familiar de Campera con nada menos que 16 municiones y lista para disparar. El pasado viernes, el fiscal José Caterina lo imputó por portación y el juez lo dejó detenido por 30 días en forma preventiva, según indicó el área de prensa del MPA.