Existen un sinnúmero de necesidades, mientras la presencia del virus y la larga cuarentena impactan a los diferentes grupos etarios. Niños, jovenes y adultos, cada uno a su manera exigen especial atención.

Para poder enfrentar con éxito estas instancias es necesario contar con vínculos sólidos. Éstos comienzan desde que las parejas deciden enfrentar el desafío de la parentalidad. Desde ese momento se van enhebrando esos vínculos, cuya marca impacta en las diferentes etapas por las que debe atravesar el ser humano. Se sabe que de la solides de esos vínculos dependerá el tipo de desarrollo de ese nuevo ser.

A partir de este pensamiento, Rosario3.com, fue a entrevistar a Jorge Libman, psicólogo, especialista en psicología psicodinámica.

“El concepto de apego”, comienza a decir Jorge Libman, “que ya es un paradigma en la psicología a nivel global, ha crecido y se ha tornado un área de estudio y de aplicación a partir de la obra de Bowlby. Muchos investigadores han partido de ese autor, ya que se lo considera un concepto fundamental; un enfoque para comprender el desarrollo saludable de los niños desde sus nacimientos”.

EL CONCEPTO DE APEGO

Más adelante, Libman sostiene: “el concepto de apego se centra en ese vínculo que debe establecerse y luego fomentarse desde el primer minuto desde el que el bebé ha nacido, ocupando un lugar entre sus padres; aunque, en realidad, el mismo debe estar desde antes de ese momento; en función de cómo han sido las experiencias de los progenitores en sus propias crianzas”.

Y agrega: “Para nosotros, el apego es la DISPONIBILIDAD que muestran las figuras de crianza para proveer cuidado, protección, sosiego y tranquilidad a sus hijos desde su nacimiento y que se sostiene durante toda la vida, sobre todo en momentos de tensión, de distrés, de malestar. El bebé y el niño, y en sus diferentes etapas de desarrollo, deberán tener en claro que sus padres o, quien ejerza la parentalidad, estarán disponibles e irán en su ayuda para regular sus emociones, crear un clima de tranquilidad a través de sus presencias, sus acciones y sus palabras, y para darles el confort afectivo. Y, después de resolver ese momento de angustia y de malestar, el niño puede seguir explorando el mundo que lo rodea; a interactuar con sus pares con seguridad y tranquilidad; con confianza y seguridad”.

¿Es a éste que se llama el ´apego seguro´?

Sí. El que acabo de describir es el que llamamos apego seguro que es cuando los padres pueden darles a sus hijos la respuesta adecuada a las demandas de contención del niño.

Después está el ´apego inseguro´, conocido también como ´apego ansioso´, en el que, frente a una demanda o necesidad de sus hijos, los padres responden con miedos e inseguridades; un ejemplo común vemos cuando un niño se golpea y los padres se angustian y sobreactúan o se desesperan.

Ésta no es una buena respuesta, porque, cuando el niño ve que esta reacción se repite, internalizará que, ante cualquier problema que no guarda gravedad, las respuestas de los padres los desorientan.

En estos casos, lo aconsejable es calmar al niño e ir viendo de qué manera se puede resolver el problema.

Luego, tenemos también el ´apego ambivalente´, que se da cuando los progenitores dan respuestas adecuadas y otras veces, no saben qué hacer, se enojan con el niño dando respuestas marcadas por su propia ansiedad y miedos.

También hay un ´apego desorganizado´ que se da en los vínculos donde los niños han sufrido un tratamiento marcado por la violencia y hasta el abuso.

¿El niño utiliza esas reacciones de los padres en su propio beneficio?

Muchas veces vemos que se establece un círculo vicioso, sobre todo en el apego inseguro, bajo el cual se generan relaciones de dependencia de los niños hacia sus padres. El niño muchas veces se vale de esa situación para no enfrentar el desafío que le exigirá su propia autonomía. Muchas veces, se trata de niños que no pueden manejar frustraciones que son normales, a partir de las cuales no pueden aceptar algunos límites. Y, además, no pueden disfrutar sus relaciones cotidianas.

El vínculo del apego debe buscar que el niño internalice e incorpore el modelo de cómo los adultos los tratan, para tranquilizarse y poder ir resolviendo esos pequeños conflictos y sobreponerse. Para seguir con su vida habitual.

¿Cómo se aplicaría ese modelo de apego a cuestiones que surgen por transitar esta cuarentena?

En esta situación inédita y compleja que todavía estamos viviendo y que va a demorar en llegar a alguna normalidad, el adulto deberá redoblar su DISPONIBILIDAD al vínculo de apego; ya que los niños están muy afectados por el encierro; porque no pueden reunirse con sus pares, porque no tienen el vínculo que proporcionaba la escuela y los juegos, todo lo cual aumentan su irritabilidad, el aburrimiento y aumentan sus demandas. En nuestros consultorios, sugerimos a los padres que estén disponibles para poder decodificar de qué se trata ese malestar emocional. Prestarles atención. Escucharlos. Y, de acuerdo a la edad, a sus recursos simbólicos, contenerlos; con afecto y haciéndolos sentir seguros y reconfortados para calmarlos con palabras, pero, sobre todo, con el acompañamiento que responda a las necesidades de los niños: jugar juntos; inmiscuirse en algún contenido que le interese al niño, etc.

Además de escucharlo, hacerles entender que todos transitamos por este momento difícil, pero que, quien está cumpliendo con su rol de padres, toma a su cargo la parentalidad, esa tarea de los padres que exigen hoy los diferentes tipos de organizaciones familiares. Con esas herramientas, van a ayudarlo a transitar esta situación para salir de ella de la mejor manera.

Es el adulto cercano el que debe estar atento para brindar esa DISPONIBILIDAD tan necesaria. Los niños deben contar con la seguridad de que los adultos estarán disponibles para atender a sus   necesidades.emocionales. Eso les va a generar a los niños CONFIANZA y SEGURIDAD y va a generar en ellos, la certeza de que así será.

¿Cuáles son las consultas más frecuentes?

Hoy los padres de niños pequeños nos consultan por irritabilidad, desorden del sueño; manifiestan que se muestran, o retraídos, o rebeldes. Se muestran aburridos por el encierro. Todo lo cual nos lleva a estar frente a un fenómeno de preocupación. Todos los adultos debemos entender que la virtualidad no reemplaza el contacto presencial.

Además y, sobre todo, debemos promover la prevención de enfermedades mentales por lo cual, todo lo que hagamos con la difusión del apego será imprescindible para que los vínculos entre dos universos de niños y de adultos logren atemperar los efectos y el impacto de la pandemia sobre la salud mental de los niños.

*Jorge Libman, psicólogo, especialista en psicología psicodinámica, matrícula 2231 Instituto Pinel, Alvear 1478, 3er Piso Rosario