El brote de hepatitis en el mundo ha disparado una alarma en la población mundial, por lo que Rosario3.com buscó información en la palabra del doctor Fernando Bessone, hepatólogo, profesor titular de la Cátedra de Gastroenterología de la Universidad Nacional de Rosario, Facultad de Ciencias Médicas, Hospital Nacional del Centenario, Rosario.

“No deja de ser un tema preocupante”, comenzaba diciendo el doctor Bessone respondiendo a rosario3.com. “Creo que todavía no hemos tomado real dimensión de este fenómeno que está infligiendo una nueva preocupación a la comunidad mundial”.

A continuación, sostenía: “en este momento se reportaron cerca de 300 casos en el mundo, de los cuales, debemos enfatizar, la mayoría no revisten gravedad, sólo algo más de 10 pacientes entre ellos debieron ser trasplantados, pero la mayoría de los casos son leves. Nos resulta muy difícil tener una dimensión de lo que está ocurriendo y de su posible impacto. Por lo que podemos entrever se trata de casos esporádicos. En nuestro país hay cuatro o cinco casos, uno, de carácter grave,  afecta a un niño de nuestra ciudad que ha entrado en lista de emergencia nacional, a la espera de un hígado para que pueda ser trasplantado.

Todavía no se ha podido identificar al agente que provoca la afección. Se especula que puede tratarse de un adenovirus 41, pero nosotros no hemos leído ningún reporte serio que haya podido tipificar el agente responsable. Sabemos que hay serología positiva, lo que nos demuestra que hay anticuerpos. Sin embargo, nadie en el mundo ha podido todavía secuenciar el virus, como así también, nadie que afirme con rigor científico que se trata de un adenovirus.

Por lo pronto parece tratarse de una hepatitis viral indeterminada.

Lo que debemos siempre tener presente para estos casos son las medidas precautorias y necesarias: lavado riguroso de manos, barbijos en las familias donde hay niños, ya que lo visto hasta ahora es que esta infección afecta a niños entre 1 y 16 años y todavía no se la ha detectado en otras edades. No se ve en adultos, lo que hace suponer que el blanco son esos chicos que durante la pandemia y cuarentena no han tenido exposición a los virus durante dos años. Se trata de niños cuyos sistemas inmunes, han carecido de estímulos inmunológicos.

Lo común en estos pacientes es que cursen un tipo de hepatitis similar, que comienzan con náuseas, vómitos y diarreas, ictericia y raramente los afectados tienen fiebre. Son pacientes que tienen la materia fecal clara y las orinas oscuras. Todo esto es lo que se reporta hasta hoy. Debemos decir que se comporta como una hepatitis convencional, pero que, en algunos casos, evoluciona a la gravedad, tal cual hacía el virus A en los comienzos de los años 2000, los que, luego, con la vacuna, desaparecieron promediando el año 2007. Nuestro país, por esos años, tenía la tasa más alta de trasplante hepático en Latinoamérica por causa de la hepatitis A. En esos años asistíamos a pedidos urgentes y desesperados en los medidos por casos gravísimos que requerían un trasplante hepático.

Es importante resaltar que la población deberá estar atenta a la aparición de síntomas iniciales, tales como diarreas, materia fecal clara, orinas oscuras, vómitos, la aparición del color amarillo en la piel (ictericia).

A su vez deberemos ser rigurosos con el clásico lavado de manos, el uso de barbijos en casas con niños, ya que el adulto puede trasmitir el virus sin tener síntomas evidentes. Debemos tener en cuenta que estamos frente a un virus que ataca a la población pediátrica que no ha estado con estímulo inmunológico durante estos dos años de cuarentena y pandemia.

*doctor Fernando Bessone, médico hepatólogo, matrícula 7243, Profesor Titular Cátedra de Gastroenterología del Hospital del Centenario UNR