"El cambio climático resulta una amenaza para la vida, la salud y el bienestar de los niños y las niñas", así lo afirma un comunicado oficial de UNICEF en su sitio web. En este aspecto, amplían: "Son los más vulnerables a sus efectos, y los que viven en comunidades de ingresos bajos corren un riesgo especialmente elevado de sufrir los daños derivados de este fenómeno".

Las infancias no son adulteces pequeñas

Los niños y niñas no son una especie de adultos pequeños. Sus cuerpos y mentes son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático, como la contaminación, las enfermedades mortales y las condiciones meteorológicas extremas.

Sin embargo, en una gran medida se los dejó de lado o desatendió en la narrativa y la financiación del cambio climático a escala mundial. En tal sentido, el histórico informe de UNICEF sobre el Índice de Riesgo Climático de la Infancia de 2021 concluyó que, en aquel momento, 1.000 millones de niños corrían un peligro extremadamente elevado de sufrir los efectos de la crisis climática y examinó componentes que son la causa de las perturbaciones y tensiones climáticas y medioambientales. El estrés hídrico resultó el más importante.

El riesgo hídrico

Además del estrés hídrico debido a los intentos por equilibrar la demanda con los suministros disponibles en un clima cambiante, la escasez física de agua y la deficiencia de las infraestructuras de los servicios de agua potable se combinan para favorecer la vulnerabilidad hídrica.

La gestión de la escasez de agua y la reducción de la vulnerabilidad hídrica exigirán medidas mucho más contundentes en los planes nacionales de adaptación y en las inversiones destinadas a la financiación climática.

Considerar a la infancia como una prioridad en la respuesta mundial a la crisis climática no solo protegerá la salud y el bienestar infantil, sino que también facilitará que las comunidades sean más sólidas y las economías más resilientes.