A partir de una reciente investigación, se identificaron enzimas de la bacteria intestinal Akkermansia Muciniphila, las que logran convertir antígenos conocidos y no reconocidos hasta el momento en glóbulos rojos humanos, lo que ayuda a la producción de sangre de tipo O. El estudio fue realizado por investigadores de la Universidad Técnica de Dinamarca y la Universidad de Lund (Suecia) y se publicó en Nature Microbiology.

Los resultados podrían utilizarse como una posible herramienta para tratar hematíes y aumentar reservas de sangre universalmente compatible. Cabe recordar que el primer estudio para convertir sangre se produjo en Science hace más de 40 años a partir de la aplicación de una enzima de granos de café que permitió convertir glóbulos del grupo B en O. Sin embargo, se debió esperar a 2007 para que un equipo internacional (del que formó parte uno de los investigadores del estudio actual) hallara una enzima que también podía convertir correctamente el grupo A de los glóbulos rojos.

El paso a paso del descubrimiento en las distintas investigaciones

Los expertos localizaron dos familias de enzimas, una que convertía el A y otra el B. Sin embargo, las pruebas cruzadas (laboratorios previos a las transfusiones) seguían siendo reactivas y esto podía ser peligroso.

Posteriormente, en 2019, se encontraron dos enzimas más eficientes que, al combinarse, convertían A en O, aunque no se publicaron pruebas cruzadas. Se descubrió que la sangre convertida no funcionaba como grupo sanguíneo O natural debido a extensiones desconocidas de carbohidratos de antígenos A y B.

Una vez que los especialistas se dieron cuenta de esto, comenzaron a colaborar entre la institución danesa y sueca para identificar enzimas que también pudieran tratar con los antígenos extendidos. Sus hallazgos son los que se publicaron ahora. Sucede que se aprovechó la adaptación evolutiva de A. Muciniphila para hallar enzimas eficaces.

El consumo excesivo del grupo O

Los glóbulos rojos llevan en su superficie cadenas de azúcares, denominadas glicanos. Estos glicanos varían de una persona a otra y sus diferentes formas se conocen como grupos sanguíneos A, B y O.

La compatibilidad de los grupos sanguíneos es esencial durante las transfusiones de sangre, ya que el sistema inmunitario puede reaccionar ante células sanguíneas no compatibles y provocar reacciones potencialmente mortales.

La sangre del grupo O es universalmente compatible porque su estructura de azúcares es compartida por todos los grupos sanguíneos; sin embargo, las existencias pueden ser limitadas. De ahí que sean necesarias estrategias para cambiar la sangre de los grupos A y B por sangre del grupo O.

El equipo analizó bioquímicamente las enzimas producidas y utilizadas por A. muciniphila para degradar los glicanos e identificó una combinación de enzimas estructuralmente únicas que convertían eficazmente los hematíes de los grupos A y B en hematíes del grupo O. Estas enzimas también eran eficaces contra las versiones ampliadas de A y B descubiertas recientemente y disminuían las reacciones de discordancia en las pruebas, en particular para la conversión del grupo B.

Aunque se han realizado solo 1.500 pruebas cruzadas en este trabajo (todas in vitro, ninguna con seres humanos en vivo), sigue siendo mucho si se tiene en cuenta que ninguno de los artículos previos incluye ninguna. Los autores sugieren que sus hallazgos podrían utilizarse como posible herramienta para tratar los hematíes y aumentar las reservas de sangre universalmente compatible para aliviar un problema clínico, pero señalan que es necesario seguir trabajando para mejorar la conversión de la sangre del grupo A.

Hay muchos pasos que dar antes de que esto ocurra. En primer lugar, es necesario aumentar aún más la compatibilidad. “Y realizar ensayos clínicos para probar estas células convertidas en minitransfusiones para, posteriormente, hacerlo en transfusiones más grandes. Primero para establecer la seguridad y después para evaluar la eficacia”, sostuvieron los investigadores.

 

Fuente: SINC.