La obsolescencia programada es lo que hace que los aparatos electrónicos se descompongan por sí solos, sin haber sufrido ningún golpe, uso inadecuado o cualquier otro desperfecto técnico.

El hecho de que los aparatos estén programados desde fábrica para tener un tiempo de servicio limitado es una práctica que se realiza desde hace años, pero actualmente se sabe que el objetivo de esto es que el usuario se vea en la necesidad de comprar uno nuevo.

Sin embargo, aunque en algunos dispositivos se registren este tipo de fallas programadas, también es cierto que no se trata de una regla universal, y que cuidar los artefactos electrónicos puede garantizar que duren más años de lo que uno se imagina.

¿Cómo funciona la obsolescencia programada?


Los fabricantes calculan el tiempo de vida de sus productos, con el objetivo de reducir deliberadamente su utilidad y forzar a los consumidores a que tengan que renovarlos, ya que incluso las reparaciones tienen costos elevados.

En muchos casos, dados los altos costos de reparar un equipo conviene la decisión de comprar uno nuevo.

La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), organismo que regula productos en México, define tres tipos de obsolescencia programada:

  • Obsolescencia funcional y tecnológica: se produce por una falla, avería o incompatibilidad
  • Obsolescencia de calidad: cuando el producto presenta fallas y mal funcionamiento después de un corto tiempo
  • Obsolescencia psicológica: se instala la idea de que el producto deja de ser la novedad o la última tendencia


La diferencia entre estas fallas y aquellas que pueda sufrir el dispositivo por mal uso o desgaste, radica en que las programadas ocurren independientemente del estado en el que se encuentre el artefacto.

¿Se puede evitar?


Con la finalidad de regular esta práctica de algunas empresas, en algunos países como Francia la obsolescencia programada es un delito, por lo que los fabricantes están sometidos a criterios de durabilidad y deben establecer estándares de medición, prueba y verificación.

Además, existe una visión conocida como "producción de ciclo cerrado", la cual consiste en ampliar la duración de los aparatos y contemplar procesos de reciclaje de los componentes que son valiosos pero peligrosos para la salud humana o el medo ambiente.

También se puede considerar aumentar los períodos de garantía para que los consumidores puedan acceder de manera fácil y gratuita a reparaciones que eviten la recompra.