Cuando estamos invitados a una boda debemos pensar en que ponernos y cuáles son las prendas ideales para utilizar. Los hombres en general, creen que seleccionar un vestuario para ese acontecimiento es fácil y sencillo, no es así, porque se requiere de mucha atención y tiempo. Lo importante es que se utilice un traje que sea apropiado para el evento y que resalte el estilo propio.

Las normas del saber vestir son muy sabias, y son la base para triunfar en cualquier momento. Son normas muy básicas pero que en ocasiones obviamos justamente por lo simples que llegan a ser, recordá que una buena calidad de imagen es la suma de todos los pequeños detalles practicados con disciplina a diario.

 

Antes de empezar, tres reglas básicas

 

Antes de elegir vestuario hay que tener en cuenta tres reglas básicas que van más allá de la ropa:

1- El invitado nunca debe vestir por encima del novio, que es el que manda.

2- Existe un protocolo e incluso una posible falta de protocolo: hay que hacer caso al dress code que decidan los novios.

3- Una boda no es una gala, no es un evento formal. Es un acontecimiento de tipo social, una ceremonia que normalmente ocurre a la luz del día.

 

Chaqué

 

El frac, que no es lo mismo que el chaqué, en principio queda descartado para una boda: es el traje masculino de máxima gala y se reserva para eventos formales o de Estado. ¿Hay bodas con frac? Las hay, sobre todo de alto nivel, pero también opciones más adecuadas. El chaqué es una prenda de mañana (se creó para montar a caballo, de ahí su chaqueta con faldón divido en dos) que se extendió en las bodas españolas que se realizan a la luz del día. Se puede llevar sólo si sos el novio, un testigo, el padrino o si el novio así lo pide de forma expresa (amigos y familiares). Si no, el resto de invitados deberán lucir un escalón por debajo, esto es, de traje, del que hablaremos más adelante.

 

Esmoquin

 

El equivalente de noche al chaqué sería el esmoquin, aunque técnicamente tampoco sea una prenda propia de boda. Es más correcto, por ejemplo, llevar esmoquin para una fiesta (una cena benéfica, una presentación, la ópera) e incluso su carácter sería demasiado informal, aunque no lo crean, para una gala. Pero ocurre que también se impuso en las bodas. El novio lo puede llevar, de noche, recuerden, pero puede además pedir en el dress code que sus invitados lo luzcan. Si no lo hace, tu única opción vuelve a ser el traje.

 

El traje, apuesta segura

 

El traje es la posibilidad más sencilla y versátil de todas. Es el “todas las demás opciones” de un test. Lo puede llevar el novio y lo pueden llevar los invitados. Es una opción mucho más informal y aparentemente menos seria pero, al final, una boda es lo que decidan los propios novios. Una ceremonia privada donde manda el que se casa y donde tampoco es necesaria demasiada rigidez.

Con un traje no fallás nunca, aunque conviene tener en cuenta algunas pequeñas reglas:

 

- Apostá por gris inglés y azul por la mañana y gris oscuro y negro para la noche.

- Una boda puede ser un buen momento para usar un traje de tres piezas, ya que no es habitual en nuestro día a día, o incluso raya diplomática si es por la mañana.

- Además del zapato de cordones habitual (negro), el zapato con hebilla es también una opción más que correcta.

- Tené muy en cuenta las medidas: el puño de chaqueta y camisa, la distancia entre zapato y pantalón y los hombros en su sitio son las imprescindibles.

- El moño para el traje es algo muy divertido pero nunca es la opción adecuada si queremos un look pulido y ortodoxo. Pero en cambio existen un montón de complementos que pueden personalizar tu opción como los pañuelos, los gemelos, cinturones y tirantes o incluso un pinned collar o alfiler para el cuello. Pensá que una propuesta informal como el traje admite muchos más recursos que un chaqué o un esmoquin.

 

Último retoque: cosas que no

 

- Los trajes claros o blancos no son buena opción. ¿Tornasolados o brocados? Mejor lejos.

- Las corbatas tipo plastrón están cada vez más extendidas (al novio le gusta la fantasía) así como los chalecos con bordados, aunque pensá que la tradición siempre va a funcionar mejor.

- Ojo también con las proporciones, porque el corte slim fit nos gusta mucho pero siempre se deben mantener unos mínimos.

- La camisa siempre blanca o azul, en el caso de que seas invitado; las negras o gris oscuro nunca son buenas compañeras de ceremonia.

- Y aunque veamos esmoquin de terciopelo en todas las alfombras rojas, ojo porque una boda no es una fiesta.

 

El traje es un mundo tan amplio que es difícil de delimitar pero recordá siempre: la contención es la mejor aliada del vestuario masculino.