El presidente Javier Milei es el dirigente político con mayor imagen positiva de la Argentina, situación que mantiene a pesar de la dureza con la que el ajuste pega en sectores que lo votaron, y el gobernador Maximiliano Pullaro está entre los diez mejor posicionados, con un dato que alimenta su sueño de proyección nacional: es el que más diferencia tiene entre las opiniones a favor y en contra.

Esas son algunas de las conclusiones que surgen de los resultados de la última encuesta nacional de la consultora Pulso. La imagen positiva de Milei, según el resultado, llega a casi al 56 por ciento que lo votó en el balotaje: 53,9 por ciento. La segunda figura política con mayor imagen positiva es Patricia Bullrich (50%) y la tercera es Victoria Villarruell (49,6). Podría decirse que se trata de las tres principales espadas del gobierno nacional que, de acuerdo al sondeo de opinión, se sostiene no solo en el presidente con niveles altos de aprobación. 

El apoyo significativo que sostiene el oficialismo podría entrar en zona de riesgo en las próximas semanas, por el impacto de los tarifazos en los servicios públicos en un marco de la pérdida de poder adquisitivo generalizada, el incipiente avance del desempleo, y un problema que le traerán sus propias decisiones más el paso del tiempo: la estrategia de culpar por todos los males habidos y por haber a la gestión anterior en algún momento comenzará a flaquear.  

Por caso, la encuesta se realizó entre el 4 y el 14 de marzo. Es decir, antes, de que quedara expuesta la pasmosa inacción del gobierno nacional ante el avance del dengue. En redes sociales ya se reflejan costos políticos importantes por este tema, sobre todo después de las apariciones públicas del hasta hace poco desconocido ministro de Salud, Mario Russo, por cierto muy inconsistentes: se limitó a recomendar usar mangas y pantalones largos para que no te pique el mosquito.

El sondeo de Pulso ubica no solo los niveles de aprobación sino también los de desaprobación de Milei en números parecidos a los del balotaje. La imagen negativa es del 41,6%, con lo cual el diferencial a favor es del 12,3.

Solo Pullaro tiene un diferencial mejor: 14,2. El problema del gobernador de Santa Fe para que esto se traduzca en una proyección nacional es el amplio nivel de desconocimiento que aún tiene fuera de la provincia. Cuenta con una imagen positiva del 33,9 por ciento y negativa del 19,7. El 46,4 por ciento restante se divide entre los “no sabe/no contesta” y los que directamente dicen desconocerlo.

Está claro que, por más que él lo niegue públicamente, que Pullaro tiene una estrategia de posicionamiento nacional desde el minuto cero de la gestión. Eso lo llevó a convertirse en un protagonista central del debate público durante el primer intento del gobierno nacional por sancionar en el Congreso la ley bases y vuelve a serlo ahora, cuando la gestión Milei busca otra vez un acuerdo con los gobernadores para que esta vez sí la norma, con muchos menos artículos, vea la luz parlamentaria.

Este jueves Pullaro se plantó largos minutos frente a los medios porteños en la puerta de la Casa Rosada antes de la reunión con los ministros Guillermo Francos y Nicolás Posse. Aprovechó para dejar en claro que su postura es de apoyo crítico: está dispuesto a respaldar en general la ley bases pero quiere discutir particularidades. Y, fundamentalmente, planteó que frente a la pérdida de poder adquisitivo 1.200.000 pesos es un piso salarial muy bajo para cobrar impuesto a las ganancias y reflotó su proyecto de gravar realmente a los grandes ingresos.

No solo eso: en el raid mediático del mandatario santafesino hay que incluir su participación, el sábado a la noche, en el programa de Mirtha Legrand y la conferencia conjunta con Patricia Bullrich para analizar los resultados del plan Bandera de seguridad para Rosario.

En la presentación con la ministra nacional Pullaro defendió su idea de impulsar un cambio legal para que se pueda imputar “como a mayores” a los adolescentes que cometen crímenes y repitió una frase polémica:  "Si muchos creen que los menores que cometen delitos son víctimas de un sistema injusto, que se los lleven a su casa". Un sobregiro ideológico que pone al mandatario a pescar en la misma pecera electoral que el gobierno nacional, cuyo eslogan en la materia es “el que las hace las paga”. Algo que no hubiera dicho jamás con otro clima de época, por ejemplo como cuando fue ministro de Seguridad del socialista Miguel Lifschitz.

Acaso la pretensión de protagonismo nacional de Pullaro fue una de las cosas que llevó, cuando se discutió la primera ley bases, a que Milei lo pusiera junto al cordobés Martín Llaryora como uno de los principales blancos de sus diatribas contra los gobernadores durante la discusión de la primera ley bases. ¿Cuál será la reacción del presidente ahora?