El clásico rosarino de este sábado entre Central y Newell’s en el Gigante de Arroyito será el primero que enfrente a Ángel Di María y Éver Banega en la Primera División del fútbol argentino. Ambos nacieron en Rosario en 1988, dieron sus primeros pasos en clubes de la Liga Rosarina y llegaron al profesionalismo en distintos lugares. Angelito debutó en el Canalla, mientras que Éver lo hizo en Boca. La selección argentina los unió: fueron compañeros, amigos y campeones. También lloraron juntos varias tristezas. Esta tarde serán rivales en el partido más lindo del mundo.
Ángel y Éver son talentos formados en la Rosarina. El delantero empezó en El Torito y después fichó por el Canalla, mientras que el mediocampista jugó en Oriental, Alianza Sport y la Lepra, antes de pasar a Boca. Sus fichas de la Asociación Rosarina de Fútbol son dos tesoros guardados que se muestran con orgullo.
No muchos saben o recuerdan que el famoso apodo "Fideo" que lleva Angelito fue ocurrencia un compañero de la selección sub 20. "Me lo puso Éver Banega en el Mundial Sub 20 de Canadá en 2007. Era mucho más flaquito de lo que soy ahora. Por eso comenzó lo de Fideo, que es el spaghetti finito. Lo explico para que lo entiendan bien. Tuve la posibilidad de estar con Banega en la selección argentina y la gente siguió con el mismo apodo", reveló una vez Di María sobre el origen de ese mote.
Es una anécdota que pinta de cuerpo entero la relación de amistad y complicidad que forjaron a lo largo del tiempo gracias a la camiseta de Argentina. Pasaron de todo juntos. En ese Mundial sub 20 fueron campeones y un año después, en Pekín 2008, se colgaron la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Pero también les tocaron muchas malas, como el turbulento Rusia 2018 con la selección mayor y las dos finales de Copa América perdidas en 2015 y 2016.
La coincidencia de estos jugadores en el clásico de la ciudad no es un dato menor para la historia del fútbol rosarino. Los dos fueron mundialistas con la selección argentina —jugaron juntos en Rusia 2018, aunque Angelito también estuvo en 2010, 2014 y 2022—, y que haya un representante de cada lado, uno en el Canalla y otro en la Lepra, con ese antecedente en la albiceleste, no ocurría desde 1982.
El 5 de diciembre de aquel año marcado por la guerra de Malvinas y un Mundial que se jugó con ese recuerdo en carne viva, pocas semanas después de la rendición argentina, con un joven Diego Maradona y el equipo de César Menotti que defendía la corona de 1978 en España, Central y Newell’s empataron 1-1 por la fecha 27 del Metropolitano 82, con goles de Gerardo González y Santiago Santamaría.
“Cucurucho”, fallecido en 2013, había estado en el Mundial de ese año con Argentina y fue ese día uno de los delanteros del equipo rojinegro. Le hizo el gol a Daniel Carnevalli, el histórico arquero canalla que integró el plantel nacional en el Mundial de Alemania 1974, ocho años antes. Esa fue la última vez que dos jugadores mundialistas con la albiceleste se enfrentaron en un clásico rosarino.
La historia recién se repetirá 43 años después, esta tarde en Arroyito. Di María, en su primer derby tras el regreso a Central. Banega, en su segundo ciclo con la camiseta de Newell’s. Ninguno de los dos había nacido cuando Santamaría y Carnevalli jugaron en contra.
Hubo otros cruces entre jugadores mundialistas, pero no con argentinos de ambos lados. Por ejemplo, en octubre de 2013 se enfrentaron Sebastián Abreu –jugó con Uruguay los Mundiales 2002 y 2010– y Maxi Rodríguez –2006, 2010 y 2014– y en abril de 2014 el Loco enfrentó a Gabriel Heinze –2010 y 2006– y David Trezeguet –participó con Francia en 1998, 2002 y 2006–.
El gran dolor y el video cantando
Así como hubo alegrías, también compartieron enormes tristezas. Una la sufrió más que nadie Éver cuando el técnico Alejandro Sabella lo dejó afuera de Brasil 2014 en el último corte de la lista.
"Estuve en todo el trayecto de Eliminatorias, en los amistosos, y la verdad que quedar fuera del Mundial fue uno de los momentos más duros de mi vida. Era lo que más esperaba, lo más soñado. Me aferré a mi familia y a mis amigos", deslizó el volante unos meses después.
Y agregó: "No me la veía venir. Siempre cumplí. No me mandé ninguna macana, aún no sé por qué razón Sabella me dejó afuera. Hay decisiones que se respetan, pero que uno no comparte. No tuve la oportunidad de decírselo". También fueron cortados Nicolás Otamendi y José Sosa.
La determinación del DT caló hondo en todo el grupo, entre ellos los rosarinos Lionel Messi, Ezequiel Lavezzi y Di María. "Tenía relación con los tres, pero con Éver era especial, son ocho años juntos. Me dolió muchísimo que se haya quedado afuera", dijo Fideo en una entrevista.
Siete años antes, dos adolescentes Banega y Di María descubrían Pekín en medio de los Juegos Olímpicos. Iban a colgarse la medalla dorada, pero uno de los instantes que quedaron grabados fue un video que se hizo viral, tiempo después, en el que se los ve cantando juntos una cumbia.
Éver se llevó todas las miradas junto a Sergio Agüero, pero Angelito fue su principal socio, acompañándolo bien cerca y al ritmo de las palmas, mientras el resto de los compañeros de equipo, entre ellos Pablo Zabaleta y Pablo Piatti, los filmaban.
La gloria juntos
El camino de Di María y Banega en la selección juvenil empezó en 2007 con sus convocatorias para el Sudamericano de Paraguay, bajo la dirección técnica de Hugo Tocalli. Tras clasificar a la Copa del Mundo, los dos fueron a Canadá y se consagraron campeones después de actuaciones destacadas, siendo piezas fundamentales de ese equipo.
Di María anotó tres goles durante el torneo: en la goleada 6-0 contra Panamá, en octavos de final contra Polonia (3-1) y en semifinales contra Chile (3-0). No pudo jugar la final por una lesión. Banega, por su parte, fue una de las figuras, destacándose como volante creativo y líder en el mediocampo.
Al año siguiente, en 2008, volvieron a jugar un torneo internacional y consiguieron la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín. Di María tuvo un papel decisivo al marcar el gol que aseguró la victoria por 1-0 frente a Nigeria en la final.
El barro juntos
Si bien Di María ya había estado en Sudáfrica 2010 y, además de Rusia 2018, jugó en Brasil 2014 y alcanzó la gloria absoluta en Qatar 2022, fue en la Copa del Mundo disputada en suelo europeo y bajo la dirección técnica del casildense Jorge Sampaoli cuando Éver y Fideo coincidieron en la mayor.
Ese torneo califica como una de las grandes desilusiones con la selección argentina, recordado como una de las peores actuaciones del equipo en los Mundiales recientes. Las polémicas giraron en torno a la relación del entrenador con el plantel, una supuesta rebelión de futbolistas en pleno torneo por el estilo de juego y, finalmente, la eliminación en octavos de final ante Francia. Allí, Angelito clavó un golazo que encendió las ilusiones argentinas.
Sin embargo, fue derrota y vuelta a casa para el seleccionado capitaneado por Messi. Esa caída marcó la antesala del desembarco de Lionel Scaloni como DT y el inicio de una etapa dorada, que desembocó en la conquista de dos Copas América y el Mundial de Qatar, torneos en los que Angelito fue determinante, con goles en finales y rendimientos superlativos.
Otros golpes que sufrieron con la selección mayor fue en las dos Copa América posteriores a la derrota en la final contra Alemania en Brasil 2014. Ya con Gerardo Martino como técnico, Argentina llegó al partido decisivo en Chile 2015 y en Estados Unidos 2016, pero perdió las dos veces a manos de los trasandinos.
Tanto Banega como Di María fueron convocados y parte del equipo base del Tata en esos torneos, previos a la renuncia del entrenador antes de los Juegos Olímpicos de Río 2016.
En la Copa América Centenario de 2016, Argentina venció a Chile en la fase de grupos con goles y asistencias de Di María y Banega. Una combinación cien por ciento rosarina, en un partido marcado también por el llanto de Angelito después del triunfo porque había muerto su abuela en Rosario.
Volver
Di María, en el olimpo de los ídolos de la selección argentina y uno de los futbolistas más talentosos e influyentes de la historia, decidió regresar a Rosario y a Central en 2025. Había amagado el año anterior, pero desistió por las amenazas que recibió junto a su familia.
El de Angelito fue el pase más importante del fútbol argentino y uno de los más resonantes a nivel mundial por el peso propio de su apellido. Campeón del mundo, bicampeón de América, figura en algunos de los clubes más grandes del planeta —Real Madrid, PSG, Manchester United, Benfica y Juventus—, vigente a los 37 años, eligió volver al lugar donde todo empezó.
Tras una emotiva presentación, los hinchas y el Gigante lo recibieron como se merecía. Es una de las grandes cartas canallas para el clásico, pese a que el equipo atraviesa un bajón futbolístico y todavía busca su mejor versión. Es el segundo ciclo de Fideo en Central, luego de una primera etapa fugaz entre 2006 y 2007, antes de ser vendido a Portugal muy joven.
Banega, con una carrera más discreta que la de su amigo y excompañero en la selección, también afronta su segunda etapa en el club de sus amores. Aunque pasó por las inferiores de Newell’s, debutó en Boca en 2007 en el equipo de Miguel Ángel Russo, que conquistó la Copa Libertadores. Casualmente, hoy el ex Central está otra vez en el banco xeneize.
De Casa Amarilla pasó al Valencia de España, jugó en Atlético de Madrid y, en el verano argentino de 2014, la Lepra dio un golpe en el mercado: lo trajo a préstamo seis meses después de haber sido campeón en 2013 con Gerardo Martino, que ya dirigía al Barcelona. En el equipo de Alfredo Berti, el volante tuvo altibajos y no mostró todo su nivel.
Después del dolor por no ir a Brasil 2014, se convirtió en refuerzo del Sevilla, tuvo un paso por el Inter de Milán, volvió a España y posteriormente se marchó a Al-Shabab de Arabia Saudita. Hasta que surgió nuevamente la posibilidad de Newell’s y decidió volver a Rosario en enero de 2024.
Esta tarde, la historia los vuelve a juntar, pero con distintas camisetas. Los dos buscan ganar su primer clásico rosarino.