La Universidad Nacional de Rosario (UNR) volvió a participar del Mundial de Programación Universitaria (ICPC), que este año se desarrolló en Bakú, Azerbaiyán, entre el 31 de agosto y el 5 de septiembre.
El equipo rosarino, integrado por Julián Cabrera, Matías Raimundez y Francesco Mozzatti, obtuvo un Premio de Honor tras alcanzar el tercer puesto a nivel latinoamericano, luego de su clasificación en la Copa de Programadores de América (PDA) 2025. Compitió bajo el nombre “Red-Black Tree”.
Por Argentina también participaron la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
La UNR acumula una trayectoria sostenida en la ICPC: ya lleva ocho clasificaciones a la instancia mundial, con presencia entre 2015 y 2019, y nuevamente en los últimos tres años (Egipto 2023, Kazajistán 2024 y ahora Azerbaiyán 2025). En 2016 logró el título latinoamericano, un hito para la institución.
Los tres competidores de este año tienen formación previa en el Instituto Politécnico Superior de Rosario, donde comenzaron a vincularse con la matemática y la computación, y hoy continúan su recorrido en la Licenciatura en Ciencias de la Computación de la UNR.
Contaron con el respaldo de entrenadores de alto nivel: Franco De Rico, Sebastián Mestre y Mariano Crosetti, todos ex mundialistas que compartieron su experiencia para fortalecer la formación de los participantes.
De Rico y Mestre participaron en las dos últimas ediciones del mundial, mientras que Crosetti fue parte del histórico equipo que fue campeón latinoamericano en 2016. También, ha participado en dos mundiales como competidor, además de haber guiado a varios equipos de la UNR en su camino a la élite internacional.
Para alcanzar esta clasificación mundialista, el equipo logró llegar a la instancia mundial luego de superar tres pruebas: el Torneo Argentino en agosto pasado, el Regional Sudamericano en noviembre, y la Copa Programadores de América en marzo, realizado en Brasil, consiguiendo el primer lugar de Argentina y el séptimo de Latinoamérica.
"Los chicos la verdad que dejaron todo. Arrancaron un poco lento, pero no perdieron la cabeza y fueron subiendo posiciones a medida que avanzaba la prueba", explicó De Rico.
La prueba
La prueba contó con 12 problemas, de dificultad variada que los equipos no conocían de antemano. "Para cada uno, hay que escribir un programa que lo resuelva y que ejecute muy rápido. Tienen 5 horas para intentar hacer todos, aunque los creadores de los problemas intentan que ningún equipo llegue a resolver todos: el campeón completó 11, mientras que el cuarto puesto tenía 9", explicó el entrenador.
“Fue una experiencia maravillosa. Tuvimos la oportunidad de conocer personas de todo el mundo con gran vocación por la programación, el pensamiento analítico y la resolución de problemas”, detalló Cabrera.
Durante la competencia todos los equipos pueden ver una tabla en vivo, que muestra qué problemas resuelve cada equipo. Sin embargo, al llegar a la última hora la tabla se congela tanto para participantes como para espectadores. "El equipo se dio cuenta de que tenían que apuntar a hacer dos problemas en esta última hora (algo que es muy difícil) si querían ser campeones de Latinoamérica. Fueron por ese objetivo incluso a riesgo de que por pensar dos distintos, no les saliera ninguno. Faltando cinco minutos lograron un veredicto correcto en uno de los problemas, pero el otro no llegó a ejecutarse lo suficientemente rápido", contó De Rico.
“La competencia es desafiante, ya que los ejercicios requieren soluciones creativas que deben implementarse sin errores de programación. Adicionalmente, dado que cada equipo puede utilizar solo una computadora, es fundamental tener buena coordinación respecto a quién va a utilizarla en cada momento y qué problema va a intentar resolver. Por este motivo, la toma de decisiones como equipo se torna indispensable, especialmente cerca del final del certamen”.
De esta manera, el equipo de la UNR finalizó con 6 problemas, empatando con la Universidad de Minas Gerais (Belo Horizonte, Brasil), quien salió campeona de Latinoamérica, y la UBA. "El equipo de Minas Gerais quedó en primer lugar por haber sido más rápido en resolver los problemas. De todas formas es un gran resultado que mejora la performance del último año. En noviembre y marzo el equipo tiene otras 2 competencias a nivel Latinoamérica para buscar la clasificación al mundial de 2026".
Crecimiento en competencias
“El crecimiento de nuestros estudiantes en este tipo de competencias es una muestra de la calidad de la educación pública y del esfuerzo sostenido de quienes se preparan año tras año”, señaló Mariano Crosetti, al subrayar la relevancia del entrenamiento en programación competitiva.
Con ese objetivo, en 2022 la Universidad Nacional de Rosario puso en marcha un ciclo de entrenamientos orientado a fortalecer la preparación de sus estudiantes en este tipo de desafíos. La iniciativa busca consolidar conocimientos, fomentar el trabajo en equipo y promover el intercambio de experiencias en un área estratégica para el desarrollo tecnológico.
El compromiso se profundizó en 2024, cuando la UNR organizó el training camp argentino en la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura. Allí participaron 300 estudiantes provenientes de distintas universidades del país, lo que consolidó a Rosario como un polo de referencia en la formación para competencias de programación.