La tradicional tormenta de Santa Rosa no falló: lunes y martes dejaron lluvias acumuladas de más de 100 mm en Rosario y la región, provocando anegamientos y rutas complicadas. Este miércoles, el cielo se despejó y el sol volvió a asomar, pero el fuerte viento mantenía vigente una alerta meteorológica.

Las ráfagas durante el día alcanzaban los 60 km/. Sin embargo, hacia la noche se esperaba que cedieran. No fue un día frío: los extremos térmicos registraron 11,3 y 18,7 grados.

Cuándo vuelve la lluvia a Rosario

 

El jueves se presentará más estable, con cielo parcialmente nublado y sin lluvias, pero con amanecer fresco: mínima de 8 °C y máxima de 20 °C.

El viernes llegará un nuevo frente inestable. Se esperan lluvias intermitentes durante gran parte de la jornada, acompañadas por ráfagas de hasta 59 km/h. Las temperaturas oscilarán entre los 12 °C y 17 °C.

Frío intenso para el fin de semana

 

El sábado y domingo se presentarán soleados, pero con el ingreso de un frente muy frío a la región, que hará descender las marcas térmicas.

Sábado

Mínima de 7 °C y máxima de 15 °C.

Domingo

Mínima de apenas 4 °C y máxima de 17 °C, con sensación térmica más baja por viento del sur.

Para el inicio de la próxima semana, lunes y martes traerán estabilidad y temperaturas que volverán a rozar los 20 °C de máxima, pero con amaneceres fríos que anticipan el tramo más riguroso del invierno.

Lluvias récord y alerta por impacto sanitario en cultivos

 

Las precipitaciones de los últimos días sorprendieron a la región núcleo por su magnitud, con registros que superaron ampliamente los valores históricos, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario

La ciudad y su zona acumularon 102 milímetros, mientras que localidades bonaerenses como Baradero y Chacabuco midieron entre 146 y 156 milímetros, gran parte en apenas 24 horas.

Especialistas advierten que el exceso de humedad genera condiciones propicias para enfermedades en los cultivos de trigo, que venían en excelente estado. Productores deberán intensificar cuidados para evitar pérdidas y sostener el potencial productivo.

En paralelo, preocupa el exceso hídrico en el noreste de Buenos Aires, donde ya se acumulan más de 1.000 milímetros en lo que va del año, un contraste marcado tras la sequía histórica de enero. Los técnicos coinciden: las lluvias aseguran reservas para la próxima campaña, pero imponen riesgos logísticos y sanitarios que obligan a seguir de cerca cada frente climático.