El crimen de Lucas Cicarelli, el joven mozo de 30 años que el 19 de octubre murió tras ser empujado por la barranca de Dorrego y el río durante un violento robo, no permanece impune. Sin embargo, la posible inimputabilidad del principal acusado, Pablo Ismael Ibáñez, que continúa detenido, inquieta sobremanera al entorno de la víctima.

Aún no se conoce el dictamen de la junta médica solicitada por el juez Fernando Sosa, y los allegados a Lucas sostienen que existen indicios de que el hombre comprende la criminalidad de sus actos. Incluso, consideran la hipótesis de que el ataque mortal fue premeditado y no un mero robo al azar.

En ese sentido, el abogado de la familia Cicarelli, Marcos Cella, afirmó en El mejor día de la semana (Radio 2) que hay versiones que señalan que Lucas y su novia ya habían sido víctimas del accionar delictivo de Ibáñez en otra oportunidad, concretamente en una presunta tentativa de robo que el mozo del Club Alemán logró impedir.

“Uno asocia la locura al azar, pero con dos veces la misma víctima entendemos que puede haber una cuestión puntual. Se trató del intento de robo de una moto, en el Club Alemán, donde trabajaba Lucas”, refirió el penalista, sin aportar más detalles.

No está claro si esta información ya fue incorporada al legajo penal que instruye la fiscal Agustina Eiris, encargada de la investigación, quien el 22 de octubre también imputó al cómplice de Ibáñez, Rodrigo Frontera (38), a quien sí le dictaron prisión preventiva como coautor del homicidio en ocasión de robo.

Por su parte, Zulma, la madre de Lucas, contó que le llegaron comentarios de que Ibáñez “se hace el loco”, según relató en la misma entrevista radial.

Esos comentarios, explicó, provienen de enfermeros de la Colonia psiquiátrica de Oliveros que, fuera de los canales formales, se comunicaron con integrantes de la familia y aportaron datos de su experiencia con Ibáñez, quien en el último año estuvo internado allí tras numerosas aprehensiones por distintos delitos, entre ellos robo, amenazas y portación de una réplica de arma.

“Tiene hechos puntuales en los que demostraba que era consciente de lo que hacía”,
agregó Zulma.

A criterio de la familia, otro indicio de que Ibáñez comprende la criminalidad de sus actos radica en su reacción durante la audiencia imputativa, cuando escuchó los cargos en su contra. Al oír la solicitud de prisión preventiva –que aún está en trámite–, el acusado “se agarró la cabeza”, gesto que para la familia Cicarelli evidencia que Ibáñez comprende las consecuencias de sus actos.

A eso suman que, al momento de ser detenido en la zona oeste, pocas horas después del homicidio, intentó dar otra identidad para burlar el arresto.

Hoy, la familia Cicarelli atraviesa un profundo duelo por la pérdida de Lucas.

“Todavía pensamos que está en otro lado, trabajando, que va a venir... pero después te das cuenta de que no vuelve más. Lucas no se merecía esto, y ahora salen con que este hombre es inimputable”, dijo entre lágrimas la mujer.

Respecto de la hipótesis de que el homicidio en ocasión de robo no fue al voleo, la madre de Lucas mencionó que su hijo había impedido el robo de una moto por parte de Ibáñez, lo que podría haber desatado una represalia días después.

“Lo habrá seguido a la salida del trabajo, porque no bien llegaron al lado del río, ahí salieron los dos tipos”, especuló.

“Mi hijo no opuso resistencia en un principio, les dio todo. Pero no se conformaron con eso. Amenazaron a la chica con el arma, con pegarle un tiro. Y ahí Lucas reaccionó, por miedo de que la mataran a ella”, concluyó Zulma.