Cuenta la leyenda que Marcelo Bielsa y Jorge Griffa irrumpieron de madrugada en la casa de la familia Pochettino y alteraron la tranquilidad de Murphy, el pequeño pueblo santafesino en el que Mauricio empezaba, a sus trece años, a despuntar como un gran talento en el mundo del fútbol. 

El Loco encabezaba el reclutamiento de juveniles que luego depararía en la conformación del equipo más exitoso en la historia de Newell's. Y temiendo que otros clubes se lo soplaran (Rosario Central era un destino posible), le pidió expresamente al padre de Poche que lo llevara a una prueba en Bella Vista.

Muchos años después de aquella noche, luego de una carrera muy exitosa como futbolista que le deparó títulos y mundiales en el lomo, y tras de un break de algunos años, decidió convertirse en entrenador. Y en esa profesión, que vive con la misma pasión de siempre, volvió a tocar el cielo con las manos: condujo a su equipo, el Tottenham, a una inolvidable clasificación a la final de la Liga de Campeones.

"No me acuerdo bien de esa noche porque yo estaba durmiendo, pero recuerdo que lo conocí de verdad unas semanas después en la prueba en Newell's. Marcelo había preparado un partido 11 contra 11. Empecé a jugar y después de cinco minutos, tras tocar dos o tres pelotas, él me llamó, se sentó al lado mío y me dijo que quería que firmara en Newell's. Me sorprendió porque en apenas cinco minutos pudo ver en mí mucho potencial", le dijo Mauricio a la televisión inglesa.

Con la camiseta de la Lepra ganó el torneo de primera 90-91 y el Clausura 1992 de la mano del Loco. Y se quedó a las puertas de la gloria en aquella Copa Libertadores de ese año. En el '94 fue transferido al Espanyol, con el que obtuvo la Copa del Rey 2000. Y tras un paso por Paris Saint-Germain y Girondins de Bordeaux, volvió a Espanyol para conquistar otra Copa del Rey en 2006.

Pochettino, junto a Zabaleta, celebra la obtención de la Copa del Rey.


Jugó el Mundial 2002, en el que atravesó una de sus mayores decepciones deportivas. Y luego de un parate de algunos años en los que estudió un Master en gestión de empresas, inició su camino con el buzo de entrenador. En 2009, Espanyol le confió el primer equipo y él no decepcionó: lo salvó del descenso. Allí se quedó hasta 2012.

En 2013, comenzó la aventura inglesa: sin hablar una palabra del idioma, tomó las riendas del Southampton y también logró la permanencia. Y un año más tarde, fichó como Mister de Tottenham Hotspur, con el que acaba de sellar la hazaña más grande en la historia de esta entidad.

Poche, con la camiseta de Newell's. Desde allí, construyó una carrera muy exitosa.


El año pasado, Juventus de Turín lo eliminó en octavos. Pero en este, la camada de juveniles que él sostuvo desde su llegada (Harry Kane, Dele Alli, Eric Dier, que empezaron a brillar con su arribo) le dieron el pasaje a la gran final a través de una heroica clasificación en Holanda. 

"Quiero mucho a Marcelo, es como mi papá. Y mi afecto y mi amor por él es inquebrantable. Pero él no es mi mentor: él es una de las personas que me inspiró a ser entrenador", dijo Poche, destacando la influencia que el Loco tuvo y tiene en su camino como DT.

La euforia contenida explota con la clasificación a la final. (EFE)


Por ejemplo, a la hora de apostar y sostener en el equipo a futbolistas de baja edad: "Me gusta ayudar a los jugadores jóvenes. Marcelo ha sido una inspiración para mí y todo lo que viví en Newell's fue una gran marca en mi vida. Los jóvenes necesitan la ayuda de los entrenadores para crecer y yo estoy abierto a dejarlos jugar si lo merecen, como hacían Bielsa o Jorge Griffa en Newell's, que creían mucho en los juveniles".

Con esa marca indeleble, Pochettino escribe su propia historia. A la que todavía le falta quizás el capítulo más importante: el de la final en el Wanda Metropolitano de Madrid, el próximo 1 de junio ante Liverpool. Donde intentará subir el peldaño que le falta para transformarse en el mejor entrenador del mundo.