Sufriendo. Gozando. Argentina vivió una montaña rusa de emociones en el último partido del grupo D, se impuso a Nigeria por 2 a 1 y se metió en octavos de final de la Copa del Mundo como segundo de la zona, que obtuvo Croacia. Ahora, le tocará jugar el sábado a las 11 ante Francia. El país pasó de la ilusión a los nervios de quedarse afuera, pero acabó celebrando con desahogo como en las mejores ocasiones.



El elenco de Sampaoli, que se plantó con mayoría de jugadores de experiencia, se puso en ventaja gracias a un golazo de Lionel Messi a los 13' del primer tiempo. Durante toda esa etapa manejó las acciones y hasta tuvo ocasiones para aumentar, pero acabó yéndose al vestuario con un tanto de ventaja.

Con una línea de cuatro definida, Mascherano para balancear y un mediocampo en el que se destacó Banega como eje de todos los pases verticales, el conjunto nacional tomó las riendas y fue claramente superior. De no ser por el palo, que le dijo que no a la Pulga en un tiro libre, o la fallida definición de Higuaín ante pase filtrado del 10, el juego se habría puesto 2-0.

En el inicio del complemento, el árbitro turco Cakir creyó que Mascherano hizo una falta en el área y sancionó un penal que Víctor Moses canjeó por gol. De repente, todo lo construido se derrumbaba y había que empezar de nuevo. El 1-1 nos dejaba afuera y esa certeza hizo que el nerviosismo volviera a apoderarse de jugadores e hinchas.



La selección trató de evitar que esos nervios la bloquearan, pero el paso de los minutos hizo que el equipo perdiera las formas. Y pese a que las acciones se trasladaron a campo nigeriano, los africanos pudieron liquidarlo, de no ser por el mano a mano que Armani salvó para mantenernos en partido o la que Ighalo falló tras una supuesta mano de Rojo.



Con el ingreso de Meza, Pavón y Agüero, Argentina llenó de camisetas celestes y blancas el campo adversario y buscó de todas las formas. Higuaín no pudo enviar al fondo de la red un centro atrás y parecía que ya no había manera de llegar al segundo. Hasta que Marcos Rojo se llenó el botin derecho de gol, a cuatro para el final, y desanudó un grito de locura que no se olvidará fácilmente.

Tras el gol, el equipo tuvo la pelota lejos de Armani. Y corrió presionando la salida rival, con Messi trabando con el alma. El tiempo extra se diluyó y Cakir (medio minuto después de los cuatro adicionados) lo terminó. Un desahogo que tomó forma de grito, abrazos, corridas y bocinazos en cada rincón de nuestro territorio.



Tras este éxito, la formación albiceleste acabó segunda (Croacia ganó 2-1 y fue primera) y ahora deberá trasladarse a la ciudad de Kazán, donde el sábado a las 11 se las verá con los de Deschamps, ganadores de la zona C. Y otra vez, el país se paralizará para seguir de cerca a un equipo que quiere empezar a ganarse la confianza de todos. 

Los otros goles