El fin de semana vivió el momento más importante de su incipiente carrera. Todavía no debutó de manera oficial, pero la victoria de Rosario Central ante Unión en un amistoso lo puso en boca de todos. Luciano Ferreyra, la figura del canalla en Santa Fe, contó detalles de su vida en Radio 2: desde su partida de Chaco a los 11 años hasta este presente con gran futuro.
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— Rosario Central (@CARCoficial) October 3, 2020
El “Pupi” Ferreyra salió de su casa siendo un nene. Jorge Bianco le consiguió una prueba en Rosario Central y fue suficiente. El pibe que deslumbró a todos por TV en el primer amistoso del Canalla en medio de la pandemia tiene una historia como la de tantos, pero es única.
#VuelveElFútbolArgentino | Con dos goles del ex Tatengue Lucas Gamba, Central venció a Unión en el Estadio 15 de Abril en el debut del Kily González como DT de la Primera. El descuento lo metió Franco Troyansky de penal.#Unión �� #RosarioCentral
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Vuelve el alma al cuerpo pic.twitter.com/vkNQCrAriU
Acompañado del entrenador del club chaqueño en el que jugaba, se vino a Rosario con apenas 11 años a jugar a la pelota. En el inconsciente, el sueño de ser estrella, pero en aquel presente, jugar era lo único importante.
El Pupi contó que se instaló en la ciudad deportiva de Granadero Baigorria, y, como suele suceder, las ganas de volver y extrañar a la familia eran moneda corriente. Sobre todo para un nene: “Las primeras semanas extrañaba mucho, pero por suerte me fui haciendo amigos de mi categoría y me fui acomodando a vivir acá”, dijo en Zapping Sport.
Hoy vive en un departamento junto a su papá, pero mientras el sueño se hacía realidad la escuela imponía sus reglas, a contraturno del fútbol: “Solamente volvía a Chaco cuando no había partidos o en las vacaciones”, dijo.
Suele decirse que las crisis también son oportunidades. El momento del club, en el marco de la pandemia, lo fue para el pibe al que el Kily González ya le venía echando el ojo desde la Reserva. Hoy los dos se unen en un punto: la oportunidad llegó para el Kily y también para el Pupi. Cuando se los consulta, los dos opinan lo mismo, ninguno la piensa desaprovechar.