La Fórmula 1 volvió a vivir un momento de tensión por un el choque de Romain Grojean tras la largada del Gran Premio de Bahreín, en la decimoquinta fecha de la temporada.

En un espectacular incidente, el Haas del francés se prendió fuego y se partió a la mitad, y por fortuna el galo solo sufrió leves quemaduras y un gran susto.

El incidente se dio tras un toque con el Alpha Tauri del ruso Daniil Kvyat. El monoplaza estadounidense chocó contra el guardarrail y empezó a prenderse fuego, se supone que por la rotura del tanque de combustible.

El accidente recordó a otras décadas de este deporte, ya que no venía ocurriendo gracias al desarrollo de la tecnología y los distintos sistemas de seguridad desarrollados para la categoría.

Desde 1981 no se veía algo parecido. El antecedente fue con John Watson en el Gran Premio de Italia corrido en Monza, donde el McLaren MP4 se partió sin consecuencias para el piloto irlandés.

La preocupación creció en los segundos siguientes ya que la televisión no volvió a mostrar las imágenes de Grosjean. Pero la tranquilidad volvió cuando se lo vio al galo en el auto médico.

El casco de Grosjean se derritió y sobrevivió gracias al buzo antiflama que resiste más de 10 segundos a altas temperaturas. También el Halo (protector de la cabeza) le salvó la vida al corredor.

El piloto logró salir del vehículo con heridas leves.

El equipo informó que el piloto tuvo leves quemaduras en las manos, tobillos y pies y fue trasladado a un hospital cercano para su control.

La carrera fue detenida con bandera roja mientras los auxiliares de pista intentan arreglar las defensas. Se vive un clima de tensión entre los pilotos y se espera que se pueda reanudar la carrera.