Catorce días duró la ola de calor con el domingo 4 interrumpiendo el crudo régimen térmico. Pero la ola de calor sigue. En solo dos semanas el desmejoramiento de la condición de cultivo pasó a grandes rodeos con amarillamientos que han evolucionado a grandes áreas con muerte de plantas o que están a punto de perecer. En un breve lapso –bastaron solo 15 días- la región pasó de tener reservas abundantes a óptimas en el 60% del área a sequía en el 47% del área, tal como muestran las reservas de agua en pradera permanente para el primer metro del suelo
En los últimos 7 días, la condición de la soja de segunda se desplomó: desaparecieron los cuadros excelentes, los cuadros regulares a malos aumentaron un 33% totalizando 500.000 hectáreas de las que se restan 100.000 hectáreas que se dan perdidas por síntomas de estrés irreversibles. Aún permanece en estado bueno el 40% del área y otro 10% bajo condiciones muy buenas. La soja de segunda, dado el consumo de las reservas que tiene por sembrarse después del trigo, es el cultivo más vulnerable ante este estrés termohídrico.
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Por zonas
Por eso dicen en María Susana y Rosario: “hay pérdidas que no se recuperarán aunque llueva bien el 9 de febrero. Hay muerte de plantas por quemado”.
Desde Pergamino, área muy golpeada por el calor, advierten: “habrá que evaluar cuál será la recuperación post-lluvia. Si esta semana no lloviese, podría secarse toda”. Allí, ya dan por perdidas un 15% del área sembrada.
En General Pinto describen un panorama similar: “los lotes presentan manchones y amarallamientos”.
En Corral de Bustos, una de las áreas que mejor está respecto al resto, resaltan que depende de la zona: “en un radio no muy grande hay sectores con 100 milímetros de diferencia”.
Cabe remarcar que un alto porcentaje del cultivo está en floración (45%) y es el que más preocupación genera. Desde Carlos Pellegrini así lo explican: “este año tenemos maíces tardíos sembrados en distintas épocas y por ende en distintas etapas de desarrollo. Primero sequía, después excesos y ahora devuelta sequía. Los que está floreciendo es difícil saber cómo van a terminar. El resto de los lotes que están en estado vegetativo se encuentran resistiendo”.
En este momento el 60% del maíz tardío está bueno, 30% muy bueno y el 10% de regular a malo. Son 51.000 hectareas las más comprometidas. El resto, 459.000 aun se conservan en buena y muy buenas condición.
Las lluvias pronosticadas son claves
La condición se deterioró fuertemente en momentos claves de definición de rindes: hace quince días el 65% del área mostraba condiciones muy buenas a excelentes, ahora solo el 24%. La superficie en condiciones regulares a malas pasó del 10% hace 7 días al 26% actual. El 50% restante está en condición buena.
El potencial del rinde de la región muestra una caída de un 10 a 30% en la región núcleo: “el potencial de hace quince días atrás ha desaparecido”, señalan los agrónomos. “El nivel de caída de chauchas, cuánto y cuándo llueva y la posterior reacción que puede tener el cultivo es clave para saber que va a pasar con los rindes de soja de primera”, explican en la región.
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