Cómo se vive en Bangladesh, el país más fanático de la Selección Argentina

Victoria Ocampo, Maradona y Messi acercaron a dos países con muy pocos puntos en común. ¿Cómo son sus condiciones de vida?

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La Selección Argentina consiguió un importante triunfo el pasado sábado que le permite estar entre las ocho mejores selecciones de Qatar 2022. La victoria fue festejada a lo largo y lo ancho del país y en cada lugar donde haya estado un argentino. Pero también a miles de kilómetros de nuestro país: en Bangladesh

Alrededor de 17 mil kilómetros separan a Daca, la capital de ese país, de Rosario, la ciudad de nacimiento de uno de sus máximos ídolos deportivos: Lionel Messi. A pesar de la enorme distancia nos une el amor por la Selección Argentina y el deseo de ser campeones del mundo por tercera vez.

Justamente la última vez que la “Albiceleste” consiguió el título mundial, en México 86, comenzó a profundizarse esa historia que había comenzado a escribirse de la mano de la literatura. Es que la intelectual Victoria Ocampo estuvo muy vinculada con el poeta bengalí Rabindranath Tagore, ganador del premio Nobel de Literatura. Él fue quien escribió en 1905 la canción "Amar Sonar Bangla" (Mi Bengala Dorada), adoptada en 1972 como el himno nacional de Bangladesh.

La actual Bangladesh nació en 1971 tras la sangrienta Guerra de Liberación, en la cual se independizaron de Pakistán en el marco de un proceso que se inició en 1947 con la Partición de la India y su separación del imperio de Gran Bretaña. Desde ese momento el territorio de Bengala se dividió en dos: Bengala Occidental, perteneciente a la India, y Bengala Oriental, a Pakistán. En 1955 ese segundo espacio fue llamado Pakistán Oriental y esa provincia luego daría lugar a Bangladesh con su independencia.

En momentos en que la globalización empezaba a pasar incipientemente de la teoría a la realidad, los bangladesíes miraban las hazañas de Maradona en México 86 y en Italia 90. “La Mano de Dios” y el gol de todos los tiempos, esos actos de rebeldía del 10 contra la corona británica enamoraron a un pueblo que, como Argentina, tenían una historia que los alejaba (y los aleja) de esa potencia europea.

Como en nuestro país, los posters de los niños bangladesíes del ayer eran del “Diego”. Como aquí los posters de los niños del hoy son de Messi. El rosarino es amado por los fanáticos de un deporte que los tiene muy lejos de ser protagonistas.

 

Bangladesh en números

 

Bangladesh está organizado como una república parlamentaria y goza de un proceso democrático desde 1991, tras varios golpes militares. A pesar de esta incipiente estabilidad de las instituciones y de cierta mejora económica es uno de los países más pobres del mundo. 

Tiene una población de 169.110.000 habitantes, la octava más grande del mundo, representa el 2 por ciento de la población mundial y más de tres veces la población argentina. Esta nación asiática tiene una superficie de 147.570 km², la 93º más extensa. De esta forma la densidad poblacional es de 1145,96 hab./km², la duodécima a nivel mundial, pero la primera si se exceptúa a los micro estados.

El índice de desarrollo humano se ubicó en 2021 en el nivel medio, con un valor de 0.661 promedio. De esta forma se posicionó en el lugar 129 sobre 191 países. En el caso de las mujeres fue de 0.617, y en el de los hombres, de 0.688.

Según datos relevados por la Organización de las Naciones Unidas en 2021 el ingreso per cápita en aquel país era de 2.554 dólares. En tanto que el PBI per cápita, estimado este año por el Fondo Monetario Internacional, es de 7.985 dólares, ubicándose así en el puesto 126 de 188 países.

La tasa de mortalidad infantil es de 21 por mil nacidos vivos menores de un año y de 28 en menores de cinco años. El valor se acerca al promedio de los países de ingreso mediano, que se encuentra en 26 por cada 1000 nacidos vivos. A modo de comparación la cifra en Argentina se ubica en el 8,4 por cada mil.

La esperanza de vida en 2020 era de 72,87 años, llegando a 74,89 años en mujeres y a 72,87 en hombres. En Argentina el promedio en 2020 fue de 76,81 años, entre 8 y 10 años menos que en países asiáticos como Japón o Corea del Sur o países de Europa occidental.

Por otra parte, la tasa de alfabetización de la población es de un promedio del 75,2 por ciento en mayores de 7 años y del 75,6 por ciento en adultos. Este ítem alcanza al 77,4 por ciento en hombres y al 72,9 por ciento en mujeres. El 43,5 por ciento promedio de los adultos es usuario de Internet, llegando al 52,7 por ciento en hombres y al 34,3 por ciento en mujeres.

 

Acceso al agua potable

 

La cuarta parte de la población, unas 40 millones de personas, bebían en 2017 agua contaminada con arsénico, a pesar de ser una problemática denunciada dos décadas atrás. Las consecuencias son un aumento significativo de las posibilidades de contraer enfermedades cardíacas, diabetes y cánceres de pulmón, piel y vejiga. La ONU calculaba en 43 mil las muertes al año por esta situación. 

En la década del 70, en ese país miles de personas morían cada año a causa de enfermedades como el cólera, la disentería y la diarrea. Hasta dos décadas después no se había descubierto que millones de pozos contenían niveles de arsénico hasta 50 veces superiores a la concentración considerada inocua por la OMS.

En los últimos años Bangladesh tuvo una mejora en el acceso al agua potable. En 2020 el 59 por ciento de su población accedía al agua gestionada de forma segura y el 39 por ciento a un servicio básico de agua. En tanto que el 95 por ciento de la población más pobre accede a un servicio básico de agua. 

En cuanto al saneamiento, se redujeron notablemente las prácticas de defecación al aire libre hasta llegar al 1,5 por ciento en 2019. En 2018, el 74,8 por ciento de la población tenía un puesto de lavado de manos con agua y jabón en sus instalaciones. 

El principal reto del sector al que se enfrenta ahora Bangladesh es mejorar las prácticas de higiene y la sostenibilidad de los servicios de agua, saneamiento e higiene, predominantemente la calidad del agua y la eliminación segura de los excrementos humanos, para conseguir plenamente los resultados de salud y bienestar de los más pobres.

 

Este sábado a la 1 de la madrugada Bangladesh no va a estar durmiendo. Va a estar siguiendo las instancias de un certamen deportivo que no los tiene como protagonistas aunque el corazón diga lo contrario. Argentina va a estar enfrentando a Países Bajos y al igual que a 17 mil kilómetros van a alentar para que Messi y los dirigidos por Scaloni les regale otra alegría y el pase a semifinales.

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