La identidad, el origen social y las capacidades suelen definir las oportunidades educativas. Y en todos los países, con excepción de los de altos ingresos de Europa y América del Norte, solo el 18% de los jóvenes más humildes terminan la escuela secundaria por cada cien de aquellos más ricos, señala el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM, por sus siglas en inglés) de 2020, de Unesco.

La discriminación, los estereotipos y la estigmatización son los denominadores más comunes que pueden provocar la exclusión de los estudiantes de las escuelas, según lo indica un informe de la BBC Mundo.

Específicamente en América Latina y el Caribe alrededor de una cuarta parte de los países cuentan con leyes de educación inclusiva que abarcan a todos los estudiantes y la región sigue siendo la más desigual del mundo.

La educación inclusiva es aquella que «se adapta y abraza a todas y todos los estudiantes; que se adecua a sus necesidades y contextos como el económico, el de preferencia sexual, género, étnica, lingüística, etc.», explica a BBC Mundo Carlos Vargas-Tamez, jefe de la unidad de desarrollo docente de la oficina regional de Educación para América Latina y el Caribe de Unesco.

Y durante los últimos años los países invirtieron esfuerzo y presupuesto para lograr que la educación vaya por ese camino.

Las leyes varían desde el derecho a la educación para todos hasta dirigidas a grupos específicos en riesgo de exclusión de la educación, que generalmente son aquellos con discapacidades.

Pero la visión más amplia de la inclusión en la educación de todos los alumnos está ausente en gran medida de la legislación en todo el mundo, dice el informe de Unesco.

De 194 países analizados, hay cinco -dos de ellos latinoamericanos- que tienen leyes de educación inclusiva que abarcan a todos los alumnos. Ellos son: Chile, Italia, Luxemburgo, Paraguay y Portugal.