En el marco de la investigación para dar con la obra Retrato de una dama, la Justicia dispuso el arresto domiciliario de una de las hijas del exfinancista nazi Friedrich Kadgien y de su esposo. Además, se llevaron a cabo cuatro allanamientos en distintos domicilios de Mar del Plata, aunque hasta el momento el cuadro sigue sin aparecer.
Las diligencias se concentraron en casas vinculadas con la familia Kadgien. Una de ellas fue en la casa de la hija del jerarca nazi —que se refugió en Argentina tras la Segunda Guerra Mundial—, donde la mujer y su pareja quedaron bajo arresto domiciliario por 72 horas, acusados de obstruir la investigación. El resto de los operativos se realizaron en el barrio Parque Luro, en La Florida y en un departamento céntrico.
Pese a que la mujer investigada aseguró que estaba dispuesta a poner la obra a disposición de la Justicia Civil, el cuadro nunca fue hallado ni entregado.
Durante el operativo en la casa de la hermana de la sospechosa se incautaron dos cuadros que, según peritos especializados en artes visuales, podrían datar del siglo XIX. También se encontraron dibujos y grabados, piezas que serán analizadas para determinar si forman parte del patrimonio robado durante el conflicto bélico.
En paralelo, el juez dispuso medidas reservadas por 48 horas para garantizar el éxito de la investigación.
El primer allanamiento. El 26 de agosto, en la casa de Patricia Kadgien, la policía secuestró una carabina, un revólver calibre 32, varias imágenes pictóricas y teléfonos celulares. Sin embargo, el cuadro atribuido a Ghislandi no estaba allí. En la pared donde supuestamente debía colgarse, según fotos difundidas por una inmobiliaria, solo había un tapiz.
La causa se inició en Mar del Plata a partir de una denuncia por encubrimiento de contrabando y está bajo la órbita del fiscal Martínez, también responsable de la Oficina de Delitos Sencillos de la Justicia Federal.
La obra, Retrato de una dama, del pintor italiano Giuseppe Ghislandi (1655-1743), formaba parte de la prestigiosa colección del comerciante judío Jacques Goudstikker, que murió en 1940 cuando huía de los nazis. Su galería en Ámsterdam, con más de 1.100 piezas, fue liquidada a precios de saldo entre altos cargos del Tercer Reich, entre ellos el mariscal Hermann Göring.
El cuadro terminó en manos de Friedrich Kadgien, un funcionario nazi cercano a Göring y miembro de la SS, que huyó primero a Suiza y después a Sudamérica, donde se estableció en Argentina y falleció en 1978 en Buenos Aires.



