“No se espera una recuperación en las próximas semanas”. La conclusión del informe vigente del Instituto Nacional del Agua (INA) sobre el pronóstico para el río Paraná es clara y contundente. Y lo que más alarma es la permanencia en el tiempo de esta bajante histórica, que además se ve acompañada de una aún más prolongada situación de sequía en gran parte del país.

Lo histórico es la persistencia de esta bajante. Niveles como éstos ya hemos tenido. Pero ahora vamos camino a los dos años de bajante histórica, asociada a una sequía que va a cumplir tres años en junio”, analizó en Radio 2 el ingeniero Juan Borús, responsable del área de pronósticos del INA.

En contacto con el programa Visión Campo, que conduce Carlos Misuraca, el especialista señaló que “si se mira para atrás en la historia, es muy difícil encontrar una situación medianamente parecida, y cuanto más atrás se va, más distinta es la cuenca”.

En ese sentido, destacó la estadística existente del Nivel Puerto Rosario ya que desde 1884 –por entonces a cargo de la Bolsa de Comercio– la ciudad cuenta con registros a la misma escala, lo que permite trazar un abultado historial del comportamiento del río, por lo menos a esta altura de su largo trayecto.

Eso, dijo Borús, “permite comparar las lecturas de 1943, 1944 y 1945, que fue el único escenario medianamente parecido (al actual); pero la cuenca, la situación y el Paraná mismo son totalmente distintos, la comparación termina ahí, en la medición”.

Argumentó que “hoy somos mucho más Pananá-dependientes” que ochenta años atrás, debido a que “la demanda de agua es mucho mayor y se ha incrementado la navegación fluvial, por lo que el impacto de la bajante hoy es mucho mayor”.

Y graficó que actualmente el río se encuentra “unos 3,70 metros por debajo del nivel medio para febrero, considerando los últimos 35 años”. Este domingo la medición en Rosario era de 0,07 bajo cero.

Optimismo, difícil

 

“La mala noticia es que todavía no tenemos idea de cuándo vamos a ver la salida del túnel. Imponiéndonos un límite en el 30 de abril (para pronosticar científicamente), no se ve un comienzo de la normalización”, alertó el ingeniero del INA.

Añadió que “ante esta incertidumbre climática e hidrológica, tenemos que estar cubiertos pensando que se puede dar peor porque la capacidad de pronósticos certeros es muy limitada”.

Para avizorar una mejoría del Paraná, explicó, “primero se debería normalizar el patrón de la lluvia en las cuencas, y una vez que eso ocurra, ir viendo cómo la humedad del suelo (en ese sector) abandona el déficit hídrico para empezar a pensar que los ríos van a mejorar”.

La región clave donde deben darse precipitaciones “por encima de lo normal y con persistencia” para “retornar a la normalidad”, puntualizó, es “el extremo este de Paraguay; la provincia de Misiones; la cuenca de aporte directo a (la represa hidroeléctrica) Itaipú, o sea, la mitad sur del alta cuenca del Paraná en Brasil; la descarga de río Ipanema al Paraná hasta Itaipú; y la cuenca media y baja del río Iguazú”.