El cuerpo momificado del "Niño del Aconcagua", también conocido como el "Guardián del Aconcagua", ha iniciado la última etapa de su largo viaje de regreso. Recientemente, el notable hallazgo arqueológico fue trasladado a un museo en Mendoza, antes de descansar definitivamente en la montaña.
La momia permanece por estos días en las instalaciones del Museo Cornelio Moyano de Mendoza, en la sala de guarda Gualtach Caye, bajo estrictas condiciones de control térmico y microambiental para asegurar su perfecta conservación, cerrado al público.
Este resguardo temporario en el museo provincial marca un hito crucial en un proceso de restitución que busca saldar una deuda histórica con las comunidades indígenas, cuyo deseo es que el Niño retorne a su lugar sagrado de origen donde fue dejado hace más de cinco siglos.
El hallazgo que conmovió en 1985
La historia del "Niño del Aconcagua" se remonta al 23 de enero de 1985, cuando una expedición liderada por el andinista mendocino Alfredo "Checho" Dávila realizó un descubrimiento arqueológico sin precedentes en la cima del Cerro Aconcagua, a 5.300 metros de altura sobre el nivel del mar.
Allí se encontró el cuerpo de un niño incaico de aproximadamente siete años de edad, momificado naturalmente por las condiciones extremas de la altura y el frío.
El hallazgo reveló un ajuar funerario completo, que incluía estatuillas, textiles y otros objetos, indicando que se trataba de una ofrenda de la cultura Inca, probablemente parte de una ceremonia de Capacocha.
Desde su descubrimiento, el "Niño del Aconcagua" fue objeto de estudio y conservación en diferentes instituciones, generando un debate constante sobre su destino final.
El retorno definitivo a la Walta Sagrada, en 2026
La estadía en el Museo Cornelio Moyano es una etapa intermedia antes del destino final de la momia. La restitución definitiva del "Niño del Aconcagua" a su Walta sagrada, en las alturas del Aconcagua, está proyectada para principios del año 2026, específicamente en enero.
Este acto de reparación histórica, largamente esperado por las comunidades Huarpe y Kolla, entre otras, representa un profundo respeto por las tradiciones ancestrales y la cosmovisión de los pueblos originarios.
El Niño, que ha sido objeto de estudio científico y fascinación cultural, finalmente volverá a descansar en el corazón de la montaña que lo custodió por siglos.



