San Luis / Enviadas especiales. Después de dos años sin presencialidad, el momento de encontrarse regresó. Este sábado San Luis recibió a cientos de mujeres y disidencias que llegaron a su capital para hacer flamear en la brisa puntana sus banderas y pañuelos. Hacedoras y testigos de un hecho histórico: el Encuentro Nacional de Mujeres que se lleva adelante desde 1987 cambió de nombre. Y se cargó de sentido. Ahora es el Encuentro plurinacional de mujeres y disidencias. Desde este año, no solo están invitadas las mujeres, sino convocadas también las lesbianas, travestis, trans, bisexuales, intersexuales y no binaries. El Encuentro ahora, además, abraza naciones. Es plurinacional. Y ya comenzó.

Alrededor de las 9 de la mañana el predio ubicado en la Avenida Alfonsín y IV Centenario se convirtió en una marea de personas para celebrar este hecho hecho histórico. La celebración en territorio huarpe, comechingón, y ranquel empezó con una ceremonia ancestral. Fueron las mujeres de los pueblos originarios las encargadas de pedirle a la Madre Tierra la protección que el Estado no brinda.

Con las sierras abrazando el imponente escenario, se escucharon las proclamas y consignas de un nuevo Encuentro: aparición con vida de Guadalupe Lucero, la niña puntana desaparecida en democracia el 14 de junio de 2021 cuando jugaba en la puerta de su casa; cumplimiento a lo largo y ancho del país del aborto legal, seguro y gratuito; liberación del pueblo mapuche (el cese de la violencia para con las mujeres machis); incansable pedido de Ni una menos, que este año incorporó en su reclamo a las mujeres kurdas; entre otras.

Y mientras el colectivo organizador comunicaba y alentaba a cada una de las organizaciones, gremios y personas autoconvocadas de distintos lugares del país, en un extremo, vestidos de negro y con la misma intensidad que el viento, movían sus manos los intérpretes de lengua de señas. Otra conquista que llegó para quedarse.

Las casas de estudio, espacio de los ya tradicionales talleres, se abrieron con plazas colmadas de música, colores, glitter y artesanos. Latía el corazón del Encuentro. 

Son 105 los talleres de esta edición, separados por temáticas, ejes y consignas que dieron que hablar a mujeres y disidencias desde las 15 sobre las problemáticas a las que se ven expuestas en el día a día.

Y ahora, ya con el sol en retirada, la charla y el debate se puso en pausa para otro intercambio: la fiesta. Entre iglesias e instituciones municipales valladas y comercios cerrados, se inició el peregrinar alegre hacia la plaza Pringles para dar inicio a la primera fiesta inclusiva y plurinacional.

El Encuentro ya empezó. Y continuará.